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Jesús Jiménez
Sábado, 1 de marzo 2025, 19:12
El olivarero jienense Cristóbal Cano, de 44 años y natural de Alcalá la Real, ha sido elegido como nuevo secretario general de la Unión de ... Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) a nivel nacional, tras ocupar el cargo en la provincia de Jaén y Andalucía. Por delante cuatro años para afrontar los retos del sector más acuciantes, como el relevo generacional, la digitalización o reforzar la ley de la cadena.
—Llega a la secretaría general después de ocupar el cargo en Jaén y en Andalucía. ¿Hay diferencias entre los retos que afrontan agricultores y ganaderos?
—Cada territorio y sector puede tener sus peculiaridades pero la esencia es común. El discurso y propuestas de UPA tienen encaje en todos los territorios, que se puede resumir en el modelo de agricultura y ganadería que está en los pueblos, donde la titularidad de las explotaciones y el trabajo lo hacen con gente del entorno de la comarca, que es lo que genera la economía circular y aporta riqueza.
—Al ser nombrado habló de renovación tranquila. ¿Considera que ha sido así?
—En el año 2021 Lorenzo Ramos anunció que era su última candidatura como secretario general, por lo que teníamos la certeza de que era necesaria esa renovación. En estos últimos cuatro años he tenido tiempo de recorrer casi todo el territorio y conocer otros sectores. Creo que sí se ha cumplido, recibí el 92% de los votos de los delegados, y siempre es positivo que se confronten ideas, sino algo mal estás haciendo.
—¿Que políticas nuevas pretende implementar en UPA?
—Lo primero es que mi comité ejecutivo está compuesto por ocho hombres y ocho mujeres. Lo más importante es que hemos incluido áreas específicas como migraciones y empleo agrario o el relevo generacional y la digitalización, que son algunos de los grandes retos que ya afronta el sector. Otro de los puntos en el que nos centramos es en empleo agrario; tenemos experiencias de modelos de migración circular de éxito como la de los frutos rojos en Huelva, y es una necesidad en el país.
—Sin duda el acceso de los jóvenes es uno de los principales problemas que acucian al sector.
—Así es. Sin ir más lejos en la última campaña de aceituna ha sido complicado encontrar en la provincia mano de obra para completar las cuadrillas, y es una situación que se repite en todos los sectores. Necesitamos el relevo de los jóvenes, porque la edad media de los agricultores y ganaderos es muy alta, pero para ello el relevo debe ser atractivo.
—El ministro de Agricultura, Luis Planas, anunció en el congreso de UPA que el texto de la Ley de Agricultura Familiar saldrá a consulta pública el 3 de marzo. ¿Cuáles son las expectativas y que puntos deben ser fundamentales?
—Este documento es una reivindicación desde hace mucho tiempo. ¿Por qué es necesario? Vemos que están desembarcando nuevas formas de producir alimentos, titularidades de grandes corporaciones y fondos de inversión que esquilman la superficie, el agua y el territorio, lo que hace más difícil la supervivencia de las explotaciones familiares. Entendemos que las administraciones públicas están para ayudar a las partes que más lo necesitan, y si hay un modelo amenazado es el de la agricultura y ganadería tradicional. Queremos que se dote de medidas transversales, como el posicionamiento del agricultor y ganadero en la cadena alimentaria o la modernización de regadíos, que prioricen el modelo familiar.
—¿Cómo afronta el agricultor la competencia de estas grandes corporaciones que ha mencionado?
—En un combate de igual a igual pierdes seguro. Por eso pedimos medidas de discriminación positiva que permitan subsistir al pequeño frente al grande. Además, sus beneficios no redundan en la comarca donde residen, solo van a parar a una cuenta de resultados que con suerte tributan en España, y muchas fuera de nuestras fronteras.
—Otro texto legislativo, este ya aprobado por la Junta, es el de la Estrategia del Olivar, con unos fondos anunciados de mil millones. ¿Qué esperan de ello?
—Somos escépticos con cualquier normativa grandilocuente que al final esté en el plano político más que en los hechos prácticos. Dicho esto, se trata de que toda normativa ponga el centro en el olivarero y el olivar, y si es así bienvenido sea. Lo acogemos con expectativa, pero ya ha habido intentos pasados, como la Ley del Olivar, que no ha tenido mucho éxito en solucionar problemas tangibles.
—Hace casi un año, tras las tractoradas, UPA firmó un acuerdo de 43 medidas con el Ministerio de Agricultura. ¿Se ha cumplido lo planteado?
—Creo que hoy podemos decir que la situación de cualquier ganadero y agricultor de nuestro país es mejor que antes de la firma de ese acuerdo. Por ejemplo con la burocracia; ya no es necesario el cuaderno digital, no son obligatorios las fotos referenciadas, los ecorregímenes se pueden aplicar de forma más flexible, se han puesto en marcha los mecanismos que controlan de forma más intensa las importaciones de terceros países en los puestos de control fronterizo y hay más ayudas fiscales a agricultores y ganaderos.
—¿Y qué queda por mejorar?
—Que la ley de la cadena sea más fuerte, y para ello es necesario elevar el rango de la Agencia de Información y Control alimentarios (AICA) al rango de agencia estatal. Lamentablemente en el trámite parlamentario fue rechazado por fuerzas políticas, lo que evita que dispongan de más recursos materiales y humanos, y con ello más sanciones a los que incumplan la normativa.
—UPA fue de las pocas asociaciones que suscribió el acuerdo con el Ministerio. ¿Es importante la unidad en el sector?
—Desde UPA entendemos las movilizaciones como un medio para conseguir acuerdos de mejora y no como un fin; otros los ven con el objetivo de aumentar la crispación política. Se han metido cuestiones que nada tienen que ver con el sector, como el cambio climático o la agenda 20-30. La unidad es importante siempre que compartamos la visión, pero ¿imprescindible? Pues a veces hay que ceder unos y otros, y si no se puede todo el mundo es libre para reivindicar de la manera que quiera.
—Volviendo a al ley de la cadena, en esta campaña de aceituna ha habido quejas de que el aceite se ha vendido por debajo de los cinco euros, el coste de producción. ¿Cómo se puede garantizar que se cumpla de manera eficiente?
—Hay que trabajarla día a día. Hace falta dotarla de más contenido, y en especial crear un observatorio de costes de producción por sectores, que además tenga la capacidad de mantener actualizado casi al momento el coste de producción del aceite o de otro producto. Es necesario el compromiso de todas las administraciones, como las comunidades autónomas, porque también tienen competencias, como en materia de inspecciones.
—¿Falta compromiso político en este sentido?
—Hay comunidades autónomas que no está tan claro como en otras. Se trata de dar estabilidad a los productores y los consumidores para tener unos precios razonables. Los eslabones más débiles de la cadena somos los productores y los consumidores; la industria de la distribución, por su dominio en los mercados y dimensión de salvaguarda, tiene la capacidad de salvaguardar su margen comercial, haya sequía o mala cosecha. A la distribución siempre le salen las cuentas, a los productores y consumidores no.
—La Unión Europea llegó a un acuerdo con Mercosur para retirar aranceles. ¿Hay preocupación en el sector?
—Hemos denunciado que se tenía que haber hecho con mayor transparencia y contar con más agricultores y ganaderos. Ahora bien, e una primera visión es un mercado de 300 millones de habitantes con los que compartimos lengua y cultura para establecer vínculos comerciales. Hay sectores que a priori deberían beneficiarse, como el aceite de oliva, tan importante para Jaén, o el vino.
—¿Y a los que perjudique?
—Puede pasar, aunque tenemos que tener esos datos. En ese caso es necesario que se establezcan medidas compensatorias, ya sea con ayudas directas o con la apertura a nuevos mercados a los cuales dirigir los productos perjudicados por el acuerdo.
—Trump ha amenazado con imponer aranceles, como ya hizo en su legislatura anterior en el caso del aceite de oliva. ¿Qué se puede hacer si se llega a ese punto?
—Vivimos la situación con incertidumbre, Estados Unidos es un mercado clave para el sector agroalimentario, tanto en volumen como en valor; por ejemplo entre el 15-18% de las exportaciones de aceite de oliva de España son a Estados Unidos. Es un mercado que nos preocupa, y sabemos como se las gasta Trump, que no atiende a la Organización Mundial del Comercio, por tanto le pedimos a la UE que no le pille con el pie cambiado y que sea beligerante.
—¿Con beligerante se refiere a imponer aranceles a productos estadounidenses?
—Creo que una guerra comercial no beneficia a nadie. Ser beligerante significa trabajar primero la diplomacia y la negociación antes de llegar a una situación de no retorno que serían esos aranceles.
—¿Qué es lo que le gusta tanto del campo para dedicarle su vida?
—Me gusta porque son mis raíces, donde yo me he criado. Mis padres y abuelos han sido agricultores y ganaderos, lo he 'mamado' desde 'chiquitillo'. Voy a seguir viviendo en Alcalá La Real, al menos los días que pueda, y llevando mi explotación olivar en la medida de lo posible. Hay que estar en el sector si no quieres perder la perspectiva, no es lo mismo que te cuenten los problemas a vivirlos en primera persona. La labor de secretario general la entiendo en el territorio, escuchando a los compañeros, y eso no se hace en un despacho de 9 a 15, sino al pie del cañón.
—Ahora que le tocará viajar mucho, ¿qué canciones suele escuchar en el coche?
—Sobre todo de grupos españoles de los 90 y un poco después, los de mi época, como La Oreja de Van Gogh o Amaral, y algunos más actuales como Manuel Carrasco. Luego están mis hijas que me meten artistas más modernos como Lola Índigo o Aitana (risas).
—¿Cuáles son los resultados de la PAC 2023-2027? Porque ha recibido críticas en la provincia.
— En la PAC, y con perdón, hay mucha demagogia, medias verdades y discurso interesado. Esta PAC es diferente, no hay un único modelo de agricultura, y a partir de ahí las medidas benefician a unos y perjudican a otros, y hay que decidir que modelo pretendemos defender.
—¿En qué beneficia a los pequeños agricultores?
— Por primera vez se ha incluido el techo máximo de ayudas. Antes un perceptor podía cobrar millones de euros, ahora no es posible. ¿A quién perjudica? A los muy grandes ¿A quién beneficia? A los pequeños y medianos. Esto ya estaba en otros países europeos, pero es la primera vez que lo tenemos en España. Otro de los logros es el pago retributivo .
—¿En qué consiste ese pago retributivo?
— Si tienes una explotación de, por ejemplo 100 hectáreas, cobras más por las primeras y a partir de un número decrece, lo que beneficia a los pequeños. También incluye ayudas por 26 millones al olivar con mayores dificultades, que no es suficiente, pero al menos es la primera vez que se incluye. Lo que decía, no es blanco o negro, depende de la explotación, en Jaén hay miles de agricultores que han recibido más dinero con la nueva PAC, y en eso no se puede engañar a los agricultores, porque el dinero llega a sus cuentas.
—Entonces, ¿qué queda por mejorar en la próxima PAC?
—
Lo primero consolidar lo que hemos conseguido para que no se suprima. Ya no tenemos que luchar por que halla ayudas al olivar con dificultades o el pago retributivo, ahora es momento de mejorar esas medidas; que el techo máximo sea más bajo y las ayudas asociadas más altas. También debe aumentar el presupuesto para los jóvenes y mujeres que se incorporan al sector y mejorar los ecorregímenes para que sean más flexibles y se adapten mejor agronómicamente a las explotaciones.¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
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