Laia Bernet, coordinadora de patología del área de la mama del grupo Ribera Salud
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Laia Bernet, coordinadora de patología del área de la mama del grupo Ribera Salud
«Solo si mejoramos la comprensión del cáncer avanzaremos en su tratamiento»Ascensión Cubillo
Jaén
Domingo, 10 de noviembre 2024, 17:50
La investigación no solo consiste en el desarrollo de nuevos fármacos, sino también en mejorar la comprensión del cáncer. En este sentido, la que se realiza desde los servicios de patología es «básica y fundamental». Así lo afirma la patóloga Laia Bernet, que dará una ... conferencia el 14 de noviembre en la Biblioteca Literaria Giennense sobre medicina de precisión en el ámbito del cáncer de mama. Se centrará en la evolución del trabajo del patólogo desde el concepto clásico hasta la oncología diagnóstica.
–¿Qué funciones tiene un patólogo?
–El diagnóstico del cáncer de mama se basa en el informe del patólogo, que es quien dice si la lesión es tumoral o no y qué tratamiento hay que ponerle a cada una de las pacientes. Nosotros integramos la información que obtenemos del tumor a través del microscopio con la información molecular de biomarcadores que estudiamos con la información genética —siempre y cuando esté indicada, no en todos los pacientes lo está—. Todo eso lo articulamos junto con la historia de la paciente y hacemos un informe diciendo qué tipo de tumor es, qué pronóstico tiene y a qué terapia va a responder, lo que servirá tanto al cirujano como al oncólogo para hacer su tratamiento.
–¿Qué tipo de tumor es el más habitual hoy en día?
–El que en la última clasificación de la Organización Mundial de la Salud se llama ductal infiltrante y estrógeno dependiente. El 70% de los tumores, aproximadamente, es hormonodependiente y el 30% restante va por otras vías.
–¿En qué líneas de investigación está trabajando?
–Hay múltiples abiertas. Por citar algunos ejemplos, estamos profundizando en el conocimiento del sistema inmunitario y su relación con los distintos tipos de tumor. El sistema inmunitario son como soldados que luchan contra el tumor: si los conocemos bien nos permite saber mejor su interacción con el tumor y las posibilidades que tienen de vencerle. Tenemos otro trabajo en marcha, en colaboración con una serie de hospitales europeos, para tratar con unos criterios de selección muy estrictos a determinados tumores que no vamos a operar, sino que los vamos a intervenir de manera poco invasiva en los servicios de radiología. Esto es mucho más cómodo para el paciente y, además, un ahorro para el sistema de salud. Por otro lado, estamos tratando de conocer mejor cuál es el impacto de pequeños volúmenes tumorales residuales en el ganglio linfático después de la terapia oncológica.
En otro trabajo empleamos una herramienta molecular nueva para estratificar el riesgo de ciertos tumores, precisamente el de los hormonodependientes. Además, en un proyecto financiado por el Ministerio y en colaboración con la Universidad Politécnica de Valencia estamos evaluando distintos biomarcadores de imagen.
–Hay esperanza entonces para las pacientes, ¿no?
–Absolutamente. Gracias a estas líneas de investigación y a muchas otras estamos avanzando en la desescalada terapéutica. Antes eran dos tratamientos para todas las pacientes, ahora sabemos diferenciar muy bien unas de otras y darle a cada una el tratamiento que más le va a beneficiar. Por ejemplo, antes se hacía linfadenectomía axilar (extirpación de los ganglios de la axila) a cualquier paciente con diagnóstico de cáncer de mama; ahora lo hacemos en casos muy seleccionados. Antes se daba quimioterapia a cualquier paciente; ahora sabemos que hay quienes no se benefician de ella pero sí de otro tipo de tratamiento, como las terapias biológicas, que tienen menos toxicidad y son mucho más efectivas para determinados tipos de tumor.
–Todo apunta hacia tratamientos más individualizados.
–Desde los años 2000, aproximadamente, empezamos a trabajar con una clasificación nueva de los tumores de mama basada en su perfil genético, lo que nos ha permitido diferenciar cuatro o cinco grupos fundamentales y para cada uno de ellos tenemos una estrategia terapéutica diferente.
–Afirma que invertir en diagnóstico es ahorrar en farmacia y ganar en salud para las pacientes. ¿Por qué?
–Porque seleccionamos las pacientes adecuadas para las terapias adecuadas. Esa es la clave tanto para ahorrar toxicidades como para mejorar el rendimiento de los fármacos. Saber qué pacientes van a responder a determinadas terapias y cuáles no es el trabajo del patólogo; por tanto, invertir en patología es ahorrar en farmacia.
–¿Cómo se financian las investigaciones?
–La financiación es un tema complejo en España. Nunca es suficiente la investigación para llegar a comprender mejor la biología tumoral, que es la clave. El dinero se consigue por medio de gestos de carácter filantrópico, es decir, donaciones desinteresadas, frecuentemente relacionadas con organizaciones de pacientes, o de becas financiadas por distintas organizaciones estatales o privadas.
En mi opinión, cada ensayo debería tener su propia financiación. Y lo deseable es que todos los ensayos estén financiados, tanto en el ámbito terapéutico como en el de diagnóstico. Tal vez en el terapéutico es más fácil porque suele haber farmacéuticas implicadas.
–Su servicio fue el primero que estudió el ganglio centinela con estrategias moleculares. ¿Qué es?
–El estado de los ganglios linfáticos axilares es un factor pronóstico muy importante. El ganglio centinela es la primera estación a la que drenan las células tumorales desde el tumor de la mama. Sirve para estadificar el cáncer de mama, es decir, para saber si el tumor está solo en la mama o si ha salido hacia otros territorios.
En determinados tipos de tumor, y especialmente en las pacientes que han recibido quimioterapia antes de la cirugía, saber si el ganglio centinela está libre o no de células tumorales puede determinar el tipo de cirugía sobre la axila. Por eso, en los casos en que está indicado, el patólogo lo estudia mientras el cirujano está operando, ofreciéndole de manera intraoperatoria, en un tiempo aproximado de 30 minutos, el diagnóstico definitivo del ganglio centinela.
Ello permite, en los casos en que está indicada la resección de otros ganglios en la axila, lo que conocemos como linfadenectomía axilar, hacerlo en el mismo acto que la cirugía sobre la mama, evitando segundas intervenciones.
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