JUAN JOSÉ GARCÍA
Linares
Miércoles, 7 de octubre 2020, 21:21
A partir de las ocho de esta mañana, tal como quedó reflejado en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA), han entrado en vigor las diferentes medidas preventivas de restricción a la movilidad establecidas por la Administración autonómica para tratar de contener la ... pandemia del coronavirus Covid-19 en el municipio de Linares.
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Desde primeras horas y durante toda la jornada de hoy, en la ciudad se ha respirado un ambiente de tranquilidad y cierta normalidad, a pesar de las limitaciones impuestas a la población local por la alta tasa de incidencia de contagios registrados en los últimos días. Si bien es cierto que los vecinos de Linares han hecho su vida como si nada hubiera ocurrido, lo cierto es que sí se ha notado que las calles han estado algo menos concurridas de lo habitual.
Esto no quiere decir que las zonas de mayor afluencia de personas y tránsito de viandantes, como por ejemplo el centro, la Avenida de Andalucía, el Paseo de Linarejos o la barriada de La Paz, entre otros puntos, se hayan quedado vacías y ofrecieran imágenes como las que se pudieron ver en pleno estado de alarma. Nada más lejos de la realidad.
De hecho, la gente siguió yendo a trabajar;los estudiantes acudieron a sus respectivos centros docentes;se abrieron negocios de todo tipo y los clientes fueron a comprar y consumir; y hasta los deportistas —corredores y ciclistas, en su mayoría— continuaron con sus rutinas para tratar de mantenerse en forma. Pero, aún así, se ha apreciado una menor concentración de vecinos y quienes salieron cumplían la norma.
«Se ha notado que la mañana ha estado algo más floja en comparación con otros días, pero por suerte la gente sigue viniendo», señaló Isabel Pérez, quien regenta un establecimiento de alimentación para mascotas en la calle Alfonso X 'El Sabio'. «No deja de haber gente porque en realidad no nos han confinado, pero sí parece que se ven los bares más vacíos. Acabo de tomarme un café y estaba casi solo en el local. La camarera me ha advertido que en barra no se podía estar; se ve que lo tienen controlado», dijo Antonio Díaz, cliente de una cafetería de la Plaza Aníbal e Himilce.
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Comportamientos responsables son lo que, precisamente, deben primar en la sociedad de Linares para poder hacer frente y vencer a la pandemia. De esta manera, la ciudad conseguirá levantar las medidas excepcionales que pesarán sobre ella durante, al menos, los próximos nueve días.
Salir de casa solo para lo imprescindible, llevar la mascarilla o guardar las distancias son algunas de las indicaciones más básicas que la población ha de seguir. En definitiva, son las mismas recomendaciones que las autoridades vienen dando a la población desde el estallido de la emergencia sanitaria, y aún se reiteran meses después. Esa responsabilidad individual y colectiva es la que resulta cada vez más necesaria por parte de la ciudadanía linarense, sobre todo en los días que duren las restricciones.
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Hoy, primer día de limitaciones a la movilidad, no se han realizado controles policiales estrictos en los accesos a la ciudad para vigilar las entradas y salidas de viajeros por carretera, pero está en la conciencia de cada persona el respetar lo acordado por las autoridades sanitarias, por el bien de todos, para no propagar la enfermedad.
La primera jornada de restricciones ha sido la más extraña, sin duda, para el sector de la hostelería y, en concreto, para los numerosos bares que prestan su servicio en Linares. Todavía les cuesta creer a muchos empresarios que tuvieran que echar el cierre de sus respectivos establecimientos a las diez de la noche.
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Una situación «insólita y anómala», explicó a IDEAL un 'barista', que le obligará «a cerrar o a tener que cambiar los horarios para poder hacer algo de caja». No en vano, ya desde el estado de alarma hubo locales que optaron por no reabrir o, al menos, servir tapas y raciones a domicilio o con recogida en el propio establecimiento, siendo esto algo que mantendrán muchos.
Se trata, por tanto, de una readaptación a una nueva realidad en la que prevalece la salud pública pero que afecta directamente a la economía local. Y algo muy similar es lo que ocurre también con los bares de copas y pubs.
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«He tenido que cambiar de licencia para poder abrir por las mañanas para dar desayunos porque con el horario que teníamos antes y el que tenemos ahora me es imposible mantener el negocio. Si muchos negocios ya estaban tocados, creo que esto va a terminar de rematarlos. Yo empiezo el martes a abrir por las mañanas y lo hago con muchísimo miedo, pues no sé si la gente me responderá. Si la cosa no me saliera como yo espero, echo el cierre», lamentó David Díaz, propietario de uno de los pubs linarenses más veteranos.
Así las cosas, sea por unos u otros motivos, la ciudadanía linarense está obligada a cumplir con las normas y, una vez más, resistir.
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