El saharaui más 'patatero'

La de Mohamed es una de las muchas historias y reflexiones que el paso de estos niños dejan en Linares. «Es una experiencia muy enriquecedora. Mohamed es el segundo verano que pasa conmigo y me recuerda a cuando mis hijos eran pequeños», apunta la madre de acogida que lleva ya 16 años participando en este programa.

Mohamed se ha convertido en la alegría del Paseo de Linarejos ya que el tiempo que tiene que pasar allí mientras que Encarnación y su hija trabajan vendiendo patatas asadas, él lo emplea en jugar con otros niños. El fútbol, montar en bicicleta y el monopatín no tienen secretos para él y dedica estos ratos en practicar sus aficiones hasta que el puesto cierra por la noche. De esta manera, se mezcla con el resto de vecinos que pasean por este emblemático espacio de Linares.

«El año pasado era más alegre. Este año parece que al ser más mayor, tiene más reparo y se ha hecho más responsable. Le encanta venir aquí conmigo y está deseando que llegue el jueves para reencontrarse con los niños, pero le cuesta abrirse un poco más porque no conoce el idioma», dice Encarnación.

Tiene siempre como referencia el puesto de patatas porque de una de sus paredes cuelga un reloj que consulta constantemente ya que es creyente y tiene que tener muy presentes las horas de rezo, pero todavía no se ha dejado seducir por las patatas que prepara su 'hermana' y su 'madre' este verano.

«Lo que más le gusta es la televisión y jugar en la piscina con otros niños saharauis en las actividades que se organizan desde la asociación», explica Gil. Las comidas favoritas del pequeño son la pasta, el arroz, la tortilla, los refrescos de cola y le encantan los yogures. También se declara hincha del Fútbol Club Barcelona y su jugador favorito es Leo Messi.

Adiferencia de lo que ocurría hace años cuando las telecomunicaciones no permitían un contacto tan frecuente con el Sáhara, ahora los teléfonos móviles con aplicaciones como whatsApp e Internet (Skype) han hecho que la comunicación sea casi diaria con sus familias. «Yo creo que eso también influye para que él se adapte a la vida aquí y al resto de los niños porque tiene más relación con sus padres y no terminan de despegarse de su vida allí», afirma Encarnación.

Regresará con su verdadera familia a finales de mes, junto al resto de niños saharauis. Encarnación Gil recomienda esta experiencia a otras muchas familias porque afirma que se recibe mucho más de lo que ellos dan a los niños.