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Imagen de la representación en el Teatro de La Maestranza de Sevilla de la ópera 'Alahor in Granata', de Gaetano Donizetti, que fue estrenada en la ciudad de Palermo en 1826 y constituye una de las primeras óperas inspiradas en la Alhambra.
Las músicas 'alhambradas'
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Las músicas 'alhambradas'

Las estancias palaciegas nazaríes inspiraron todo tipo de formas musicales que van desde las 'nubas' hasta sinfonías, óperas, zarzuelas y canciones de rock

JUAN LUIS TAPIA

Sábado, 10 de febrero 2007, 04:02

LAS esclavas recitan los versos acompañadas por los instrumentos nazaríes y el sonido de las fuentes del palacio de Comares. Esas fueron las primeras notas musicales que resonaron entre los mocárabes alhambreños junto a las llamadas a la oración y otras formas propias del Islam. La Alhambra ha sido contenedora e inspiradora de numerosas composiciones musicales que se unen a sus propios sonidos, pensados como una especie de sinfonía del agua.

El reino nazarí se considerará heredero de la tradición musical propiciada por Abderramán I, quien colmó de honores y recompensas a uno de los primeros músicos de la Alhambra, el poeta Ziryab. La música era cuestión de prestigio social y, de esta manera, los mecenas, junto a los reyes, eran los altos cargos de la administración y el ejército. Uno de los grandes maestros musicales de este periodo fue Ibn al-Kattan, quien enseñaba a las futuras esclavas-cantantes escritura, gramática y literatura. Teóricos musicales y filósofos, como Avempace y Averroes, eran conocidos y apreciados por los nazaríes.

Las composiciones alhambreña se ceñían a las moaxajas, zejeles y las nubas. Las moaxajas, posteriormente jarchas, ponen de manifiesto factores sociológicos, entre ellos la mitificada convivencia de las distintas culturas y lenguas. También incluyen factores estéticos e ideológicos, y llegan a contener elementos que mezclan lo clásico con lo cortesano. Esta forma musical que resonó en las paredes alhambreñas se conserva en los países islámicos y ha dado origen a nuevas composiciones.

El zéjel fue una de las formas musicales que se cultivó en el reino nazarí con más difusión fuera de las fronteras de Al-Andalus. Los grandes éxitos del zéjel fueron escritos por poetas como Ibn Quzmán, al-Sustari, Ibn al-Jatib e Ibn Zamrak, entre otros. Esta forma poética tuvo influencia en la obra de Alfonso X El Sabio y sus célebres 'Cantigas de Santa María'. Ziryab será el gran creador de la nuba, una forma musical que permanece en el Norte de África y que adquiere cierto tono oriental.

El alma

En la Alhambra, ciudad palaciega, junto a las músicas cortesanas se escucharán las notas religiosas. Desde la mezquita se oía a los recitadores del Corán, quienes desde la infancia aprenden sus propias melodías, algo que se respetaban a condición de preservar intactos y audibles los sonidos del texto. Mientras tanto, desde los minaretes los muecines llaman a la oración, unos cantores ciegos que no podían atisbar las interioridades de patios y terrados.

La mística sufi tendrá a la creación musical como «medio de piedad y ascensión del alma a la verdad suprema», según el filósofo Algazel (1058-1111), y de ahí proceden las turuq, una voz que significa vía y camino, asociación de derviches.

Alcalde de juglares

Una de las primeras instituciones musicales de la Alhambra será el Alcalde de juglares del reino nazarí, quien se encargaba del cobro del impuesto tarcón que se pagaba por las zambras y leilas, pero ya en la época morisca, en los primeros años tras la conquista por los Reyes Católicos. Tras la toma de Granada se vive un momento de convivencia musical entre las culturas cristiana y morisca. El arzobispo Hernando de Talavera permitió que las zambras de los moriscos formaran parte de la procesión del Corpus Christi.

Este periodo de tolerancia musical se romperá con la llegada del arzobispo Gaspta de Ávalos, quien prohíbe las zambras, pero la reina Isabel de Portugal intercederá por la música de los moriscos. La intervención de la reina no impedirá que durante el reinado de Felipe II se prohíba la música y los instrumentos musicales de los moriscos. Francisco Núñez Muley, el hombre de estado de mayor prestigio de los moriscos, presentó un escrito en defensa de las costumbres y la música de los moriscos al presidente de la Audiencia de Granada, Pedro de Deza, quien promulgó el edicto del monarca. En 1568 se produce el levantamiento de los moriscos en el Albaicín, que se extiende a la Alpujarra. Finalmente, las tropas capitaneadas por Don Juan de Austria derrotan a los granadinos y los moriscos son expulsados de España en 1609.

Los palacios nazaríes, desde su conquista, servirán de inspiración para los músicos, como la composición 'Historia baética', de Carlos Verardi, quien fuera camarero del Papa y que escribió esta pieza para celebrar la conquista de Granada. Luys de Narváez, Fuenllana y Mudarra pondrán música a los ciclos de romances fronterizos y romances moriscos en el siglo XVI. El mismo Lope de Vega inmortalizará algunos romances de tema morisco.

Durante el siglo XVIII, la Alhambra, Granada y sus personajes islámicos serán fuente de inspiración musical. Giacomo Heidegger realiza la ópera 'Almahide', en 1710, inspirada en las luchas de zegríes y abencerrajes. Además, aparecen los llamados 'ballets heroiques' como 'Zaide, Reine de Granade' (1739), con música de Royer y texto de Abbé de la Mere; o el ballet de Disson, 'Les fetes de Granade' (1749). Cherubini realiza la ópera 'Les Abencérages on l'entendard de Granade' (1807), con libreto de Etienne Joy, a cuyo estreno asistió el mismísimo Napoleón. La ópera de Dalayrac, 'La pavillon des fleurs ou les pecheurs de Grenade' (1822). Una de las óperas que alcanzará un gran éxito será 'Alahor in Granata', de Gaetano Donizetti, estrenada en Palermo en 1826.

Zarzuelas y sinfonías

En el siglo XIX el paisaje alhambreño y su inspiración se dejará notar en la composición de numerosas obras de zarzuela. Una de las primeras será 'Boabdil, último rey de Granada' (1845) y la de Arrieta, titulada 'La conquista de Granada' (1850). Felipe Pedrell compone la ópera 'El último abencerraje'.

El alhambrismo sinfónico será una moda que comienza en 1850 hasta 1880, con obras como 'Adiós a la Alhambra', de Monasterio (1856); la sinfonía 'El adiós de Boabdil a Granada', de Salvador Giner (1860); la serenata 'En la Alhambra', de Bretón (1881); 'Fantasía morisca' y 'Los gnomos de la Alhambra', de Chapí, una obra inspirada en el poema 'Gnomos y mujeres', de Zorrilla.

Canción morisca

La canción árabe tendrá un espacio en la creación lírica española en el siglo XIX. Antonio Reparaz puso música a una temprana oriental de Zorrilla, titulada 'A mi nazarena'. Fermín María Álvarez pondrá música a los poemas moriscos de Francisco Gras y Elías; José Rodoreda compone la canción 'Zuleima'; Nicolás Toledo, la balada 'Sombra querida'; Núñez Robres, 'El cautivo'; Isidoro Hernández, 'Serenata morisca', 'La cristiana', 'Fátima' y 'Zambra morisca', entre otras obras.

El granadino Ángel Barrios lleva a la guitarra, entre otros temas: 'Aben Humeya', 'Arroyos de la Alhambra'; Tárrega hace sonar en el mismo instrumento 'Recuerdos de la Alhambra'. Debussy compone 'Dos arabescas', 'La puerta del vino' y 'Lindaraja'.

Joaquín Turina compuso 'Jardín de Oriente', ópera en un acto con libreto de Gregorio Martínez Sierra; 'Cinco danzas gitanas', que comprende 'Zambra, danza de la seducción', 'Danza ritual', 'Generalife y Sacromonte'. Enrique Granados evoca el tema oriental en 'Suite árabe', 'Marcha oriental', 'Zambra', 'Morisca' y 'Canción árabe'.

Isaac Albéniz llega a Granada en 1898 y la ciudad le inspira una amplia producción musical con piezas como 'Serenata morisca', 'Torres Bermejas', 'Azulejo', 'La Vega' y 'Leyenda', entre otras muchas.

Manuel de Falla dedicará un gran número de obras a las estancias nazaríes: 'Noches en los jardines de España', en donde está el Generalife; y 'El amor brujo', inspirado en leyendas gitanas. Enrique Fernández Arbós compone su 'Zambra' para violín, y Miguel Alonso 'La morisca'.

El monumento también ha inspirado canciones a grupos de rock como Medina Azahara, que dedican sus canciones a la Alhambra. Pero todas estas músicas, aunque ancladas en el tiempo, tienen su resonancia en uno de los certámenes musicales que tiene su centro en el monumento, como el Festival Internacional de Música y Danza de Granada, que tuvo su origen en la atracción alhambreña y en las condiciones musicales que ofrece el Palacio de Carlos V.

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