José Antonio García-Márquez
Quesada
Lunes, 23 de diciembre 2024, 21:47
El mes de Pascua, como se conoce por estas tierras al mes de diciembre, está ligado a la matanza, la recogida de aceituna, el pastoreo, los encuentros familiares y a la fiesta de Los Cargos, también llamada de Dios Chico, de la Pascua o de ... la Navidad. Tiene lugar en tres aldeas quesadeñas, Tíscar, Don Pedro y Belerda, situadas en pleno corazón de la sierra, entre tomillares, riscos, grutas, peñas y pinos.
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Una profunda religiosidad mueve a los serranos de estas tres aldeas que durante unos días hacen un alto en la recogida de aceituna y celebran una entrañable fiesta, cuyos orígenes se remontan a principios del XIX, en la que la procesión de la Virgen de la Sierra, la misma que inmortalizó en sus versos Antonio Machado, constituye el momento más importante.
Nochebuena es el preámbulo de una fiesta cuyos actos oficiales se inician el 25 a las doce de la mañana, que es cuando se procede a recoger los trajes de los cargos, se voltea la bandera y empieza la celebración que dura tres días. Tomar un cargo y representar a un personaje es una ofrenda más a la patrona y por ello se pagan fuertes sumas de dinero.
Los cargos son el primer capitán, que se encarga de dar una comida; el segundo capitán, que saca a la Virgen en procesión; el abanderado, que lleva el estandarte y voltea la bandera; el guinche, que ayuda a sacar a la Virgen y corre tras la chiquillería y el cargo chico, un crío vestido de militar. Todos los cargos, acompañados por un tamborilero que no para de tocar el tambor, visten guerreras militares rojas, salvo la del primer capitán que es azul. En la cabeza portan gorras de alas con sombreros napoleónicos.
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Y es que el origen de esta farsa se remonta a la Guerra de la Independencia, cuando un grupo de belerdeños, aprovechando sus conocimientos de la serranía, lograron ahuyentar con un tambor al ejército invasor. La Guerra de la Independencia tuvo en tierras jienenses algunos de sus episodios más destacados. En Quesada, la localidad situada al sureste de la provincia, en la falda de la sierra de Cazorla y frente a la campiña olivarera, enclave de gran belleza natural y atractivos culturales, cuna del pintor Rafael Zabaleta, la victoria sobre la poderosa milicia napoleónica, sigue viviéndose con orgullo.
El 26, desde muy temprano, se palpa el bullicio en las aldeas. Desde Belerda parte la comitiva hasta el santuario, liando siempre la bandera en la puerta de cada cortijada que separa los tres kilómetros que hay entre unas aldeas y otras. Al finalizar cada actuación, cargos y acompañantes son obsequiados con sabrosísimos dulces de la tradicional repostería belerdeña.
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Al mediodía la Virgen de Tíscar es procesionada entre vivas, plegarias, rezos, coplillas y cantes. Finalizada la procesión los vecinos celebran su particular banquete a base de jamón serrano, chorizo casero, morcilla negra y pistolete o vino de esparteña, así llamado porque la uva de este vino es pisada con esparteñas nuevas. Al término de la comida se subastan los cargos que han de regir en 2025.
Una fiesta navideña, esta del Dios Chico llena de estampas que evocan tiempos pretéritos. Ni siquiera la lluvia y el frío, a veces hasta la nieve, retrae a una población compuesta por 157 personas, que se vuelca en estas fiestas de Pascua en la sierra de Quesada.
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