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Una villa romana del siglo primero que podría tener mosaicos en sus pavimentos y que cuenta con una almazara de la época para fabricar aceite. Casas de una época íbera anterior a la de los conocidos oppidums, cuyos habitantes pudieron trabajar como buscadores de filones de plata. Los hornos de fundición en los que se fundieron este u otros minerales para ser enviados a Cástulo. Todo esto es lo que se ha encontrado en el Embalse del Giribaile, en el término municipal de Rus. La sequía ha hecho que las aguas del mismo hayan bajado de la mitad de la capacidad del pantano y esto ha dejado a la vista unos yacimientos que el ayuntamiento ruseño se afana en poner en valor de la mano del Instituto de Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén.
Su director, Manuel Molinos, ha explicado que la importancia de estos hallazgos en el valle del río Guadalimar que va más allá de lo meramente histórico. «Hay un patrimonio histórico y cultural de la época en la que los íberos comenzaron a poder ser llamados como tales y va a ayudar a comprender hechos históricos de Andalucía. Además se ha encontrado una almazara del s. I, lo que demuestra la vinculación de esta provincia con el aceite de oliva desde hace dos milenios y aumenta la capacidad de identidad para un municipio que retrotrae esta actividad en el tiempo», ha especificado Molinos, quien también se ha aventurado a explicar que en la villa romana, que cuenta con 12.000 metros cuadrados, existen unos derrumbamientos que invitan a pensar que debajo podría hacer mosaicos romanos.
El buen estado de conservación tanto de esta construcción como de las casas íberas unifamiliares se debe en parte al agua del Embalse del Giribaile, que es un arma de doble filo. José Luis Serrano (codirector de la excavación con Marcos Soto) ha detallado que el oleaje que se genera en el pantano los días de viento hace que se deterioren los restos. De hecho al principio de esta excavación se creía que esta serviría para rescatar lo poco que quedase de los yacimientos aunque los trabajos han desvelado que el estado de los mismos era mejor del esperado y que el agua ha servido para disolver la arena que compactaba las piedras, «lo que nos ha ahorrado prácticamente dos años de trabajo».
Lo mismo sucede en las pequeñas casas unifamiliares de una época íbera muy temprana que se han encontrado en el valle. Llama la atención a los expertos la densidad de las mismas que hay, con casi una cada 100 metros, y están prácticamente seguros de que en ellas habitaron buscadores de filones de plata y otros materiales preciosos. Estos se fundían allí mismo para ser posteriormente enviados a Cástulo y, tras tres semanas de trabajo, se confía en que en los tres meses que restan de excavación se obtenga mucha más información que ayude a entender mejor el funcionamiento social de aquella época.
Estas intervenciones se están llevando a cabo gracias a la financiación que está haciendo, con recursos propios del Ayuntamiento de Rus pero, como ha explicado su alcalde, Manuel Hueso, no tienen capacidad económica para afrontar los costes que supondrán la conservación y puesta en valor de estos importantes restos. «Ya hemos invertido 77.000 euros en estos contratos con la Universidad de Jaén y también hemos aportado la mano de obra. Necesitamos ayuda tanto de la Confederación Hidrográfca del Guadalquivir, que puede trabajar para que estos restos sean declarados Bien de Interés Cultura, como de la Junta de Andalucía, porque si no todo este esfuerzo no habrá servido para nada y los restos se perderán», ha aclarado Hueso.
El terreno es prácticamente visible ya, de hecho el alcalde ha confesado que los centros educativos de Rus ya lo habrían visitado de no ser por la pandemia, pero también se piensa en la conservación que habrá de hacer de los restos por si las aguas del pantano vuelven a superar el 75 por ciento de su capacidad, caso en el que cubrirían por completo la villa romana en la que se está trabajando.
También ha anunciado que, cuando se termine con esta intervención, se comenzará en otra también en el municipio y es que son muchos más los yacimientos que existen en terreno ruseño. «Creemos que hay otra villa de una época romana posterior con otra almazara, en la Torre del Obispo hay otro asentamiento romano que no se va a poder tocar por falta de dinero y también hay un oratorio visigodo en las cuevas de Valdecanales que se sabe que tiene edificaciones importantes cerca», ha añadido el alcalde sobre el patrimonio que se esconde en su término municipal.
El temor ahora que los restos están quedando a la luz es que el expolio pueda hacer que se pierdan. Por eso José Luis Serrano ha contado que ya se han puesto en contacto con la Guardia Civil para que se vigile el lugar mientras ellos no trabajan en él. «Además la población es la mejor policía que podemos tener. Muchos curiosos y vecinos están paseando por la zona al saber que estamos trabajando allí y eso puede hacer que se disuada a los que quieran robar su patrimonio», ha finalizado.
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