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«Estamos a tope, haciendo todo lo que está en nuestra a mano. Funcionando 24 horas al día», aseguran al otro lado del teléfono, continuando con voz estresada: «Hemos montado un taller en paralelo y hay un equipo de mantenimiento al lado constantemente por si, como hemos puesto las máquinas a máxima velocidad, se desprende alguna goma o falla algo arreglarlo al instante». Quien habla es Pedro Montañés, director de gestión de la empresa Diseños NT, ubicada en la aldea de Santa Ana, en Alcalá la Real, desde la que Jaén está aportando su grano de arena en la lucha para frenar la pandemia. Saltó a la fama hace unas semanas por su fabricación de mascarillas por millones en plena explosión de la crisis del coronavirus en China y cuya celebridad se ha disparado esta semana tras intervenir el Gobierno de España 150.000 que tenía en sus dependencias. Intervenir que no incautar, deja claro Montañés. «Incautado es un término que tiene connotación delictiva, como si las tuviéramos escondidas», matiza. «En condiciones normales» la producción sería de 50.000 diarias. Están haciendo 80.000.
Periodismo y compromiso
De hecho, esas 150.000 eran las hechas el fin de semana. El domingo por la tarde la Presidencia del Gobierno se puso en contacto con ellos para saber si, efectivamente, tenían una fábrica de mascarillas. Tras llamarles del Ministerio de Industria finalmente se dirigieron a ellos desde el de Sanidad informándoles que eran «la autoridad única en materia sanitaria» y que, debido al estado de alarma, tenían centralizado el aprovisionamiento de material. «Inmediatamente nos pusimos a su servicio y la empresa a su disposición. Nos dijeron que se pasarían a recogerlas esa misma noche».
Se llevaron entonces las mascarillas para repartirlas donde el Gobierno central consideró más perentorio, muchas de ellas en Madrid, la zona más afectada por el Covid-19. No era en cualquier caso un stock almacenado con el objeto de «especular», ya que «todas las que hacemos salen de inmediato». El Servicio Andaluz de Salud (SAS) era cliente de la empresa y necesitaba mascarillas, pero en el momento en que el Ministerio se señala como la única autoridad sanitaria la empresa no podía venderlas a otro comprador.
Desde entonces, «cada mañana les decimos lo que hemos fabricado el día anterior y ellos nos indican a qué hospital tenemos que enviarlas», asevera Montañés. Sólo del domingo al miércoles salieron 350.000 mascarillas de su fábrica a hospitales públicos de toda España, siguiendo los criterios del Ministerio (el ministro de Sanidad, Salvador Illa, sentenció que este jueves que se mandaron 245.000 a Andalucía y 324.000 a Madrid)-
«No estaríamos haciendo esto sino fuera por esta necesidad imperiosa. Hasta marzo o abril no teníamos previsto empezar a hacer mascarillas. Ha sido una casualidad. Hace un año que hicimos la inversión en una línea de fabricación de productos destinados al sector sanitario, entre ellos los gorros de quirófano, patucos, cubre-barbas, cubre-zapatos y mascarillas», explica. Motañés da las gracias por la multitud de apoyos que están recibiendo, «especialmente los que nos tocan la fibra son los de los sanitarios que están arriesgando su salud y ellos mismos nos están llamando. Necesitan este material para poder trabajar».
Las mascarillas las pagará el Ministerio, aunque, señala, «hasta tal punto nos pusimos a su disposición que ni siquiera hablamos de precio. Le hemos mandado las mascarillas porque para nosotros ahora mismo es un tema secundario. Lo urgente es que se fabrique el mayor número de mascarillas posible. Lógicamente esto tiene un coste y les hemos remitido la cotización a las que se están vendiendo».
Su precio de mercado en origen rondaba los dos céntimos la unidad, en febrero ya se acercaba a los en 15 o 20. Ahora, se ha disparado. El mercado está totalmente distorsionado, con «infinidad de empresas» que han intentado comprar grandes lotes para revenderlas. «Nuestra política de precios es la de siempre, en base a los costes, y vamos a respetarla. Pero nos cuesta más hacerlas, está claro. Algunas materias primas han multiplicado su coste hasta por 25», lamenta.
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