Las ocho 'playas' de Jaén gozan de buena salud pese a la sequía y son «aptas» para el baño

Enclaves donde en lugar de paseos marítimos uno halla senderos; en vez de arena, vegetación en plena montaña; frente a sombrillas alineadas, tiendas de campaña. Jaén, con ocho, es un verano más la provincia con mayor número de estas zonas de baño de interior (ríos, embalses, manantiales) reconocidas por la Junta de Andalucía por tener todas las garantías para el disfrute de los bañistas. Jienenses y turistas podrán combatir la segunda ola de calor del verano de estos días dándose un chapuzón tranquilamente en ellas, situadas en algunos de los parajes más espectaculares de la provincia.

Los primeros análisis realizados esta temporada en estas áreas indican que la calidad de sus aguas es «apta» para el baño pese a la sequía que tiene a los embalses jienenses a un cuarto de su capacidad (al 25,3%) y bajando por el consumo y la mayor evaporación por el calor. Los técnicos de la Consejería de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía repetirán cada quince días las tomas y los análisis, publicándose el resultado en la web de la Consejería.

Han recibido 'luz verde' para el baño el embalse del Encinarejo, situado a unos 20 kilómetros de Andújar; el río Jándula, afluente del Guadalquivir, también en el municipio iliturgitano; la Playa del Tamujoso del Embalse del Rumblar, en Baños de la Encina; el Charco de la Pringue en Villanueva del Arzobispo, una piscina natural creada en el cauce del Guadalquivir, a algo más de 20 kilómetros del municipio; en Santiago de Pontones el Charco de la Cuna, una poza con una cascada que pertenece al río Borosa; la piscina del río Aguascebas, en Villacarrillo; la Peña del Olivar del Arroyo de los Molinos, afluente del Guadalquivir, en Siles; y el Río Linarejos, en Cazorla.

En este 'litoral' jienense, además, se pueden encontrar zonas recreativas con merenderos y aparcamientos.

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En este 'litoral' jienense, además, se pueden encontrar zonas recreativas con merenderos y aparcamientos.

En prácticamente todos los pueblos de la provincia hay lugares donde tradicionalmente se han bañado los vecinos. Pero la Junta sólo considera estas ocho zonas como autorizadas para el baño.

En prácticamente todos los pueblos de la provincia hay lugares donde tradicionalmente se han bañado los vecinos. Pero la Junta sólo considera estas ocho zonas como autorizadas para el baño.

Al margen de que una zona esté considerada por la administración como autorizada para el baño y de que la calidad del agua esté garantizada, darse un chapuzón exige, como todas las actividades que se hacen en la naturaleza, una pequeña dosis de sentido común para evitar problemas que pueden dar al traste con una jornada de diversión. Es conveniente sondear la profundidad de las aguas antes de zambullirse y comprobar que no hay corrientes ni remolinos. Si la inmersión se hace desde cierta altura hay que extremar las precauciones. Haberse tirado ya la semana pasada no es suficiente. Hay que comprobar antes que no va a haber ningún obstáculo ni nada que pueda causar una lesión. Y al salir del agua, cuidado con el calzado. Insectos y reptiles gustan de refugiarse dentro del mismo.

Más allá del baño, la provincia también permite toda una serie de actividades en las aguas de sus pantanos, relacionadas principalmente con la aventura y los deportes. Las zonas más demandadas y que más utilizan varias empresas están en el Parque de Cazorla, en la Cerrada de Utrero en el río Guadalquivir y los pantanos del Tranco y La Bolera. Los deportes que más se practican son el rafting, el kayak en aguas bravas y el descenso de barrancos.

En el caso del Rumblar en Baños de la Encina, los bañistas disponen incluso de una pequeña playa de arena, que convierte a esta zona en una de las más apreciadas de la provincia, si bien su suelo se caracteriza principalmente por ser de pizarra. Permite además de realizar un paseo en kayak o en piragua y otras actividades fuera del agua, como descubrir el milenario poblado minero de Peñalosa.

En el Encinarejo y el Jándula se goza además de un paisaje privilegiado, en el corazón del Parque Natural Sierra de Andújar y muy cerca de ellos eligen su hábitat especies protegidas como el lince ibérico o el águila imperial.

También permiten otro ocio, como en el caso del la célebre ruta senderista por el río Borosa en el caso del Charco de la Cuna. En el caso del paraje de Linarejos, en Cazorla, además de su área recreativa y su piscina natural, el río atraviesa el bosque, rodeado de vegetación de sauces, chopos o fresnos, pudiendo verse cuando hay poca actividad humana gamos, jabalíes o muflones.