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Ana Santiago es tejedora.
Cuatro ejemplos de emprendedores de Jaén que usaron las ayudas públicas

Cuatro ejemplos de emprendedores de Jaén que usaron las ayudas públicas

La Diputación de Jaén y la Junta de Andalucía sacan convocatorias anuales. ¿Qué uso se hacen de ellas? ¿Sirven para algo o son pura propaganda?

ascensión cubillo

Lunes, 5 de abril 2021

¿Se ha preguntado alguna vez qué pasa con las convocatorias de ayudas que promueven las administraciones para incentivar la economía provincial? ¿Llegan al interesado?, ¿sirven, de verdad, para de impulso empresarial o se quedan en la mera propaganda institucional? A continuación ponemos algunos ejemplos.

Joaquín Muñoz cambió hace algo más de cinco años el asfalto de la capital de España por el campo jienense para dedicarse a la agricultura, dejando a un lado su carrera como informático. Por aquel entonces se encontraba en paro y la posibilidad de emprender un nuevo proyecto en la tierra de sus padres era una buena alternativa, así que se mudó a Navas de San Juan y se inició en el cultivo del pistacho ecológico en un terreno familiar ubicado en el término municipal de Santisteban del Puerto.

En la actualidad tiene una extensión de cinco hectáreas y media con más de 1.600 plantas que estos días toca podar de cara a la próxima campaña de recogida, que dará comienzo a finales de septiembre. Su incursión en el mundo agrícola fue posible gracias al 'colchón' económico del que disponía . No obstante, Joaquín reconoce que también valoró la existencia de ayudas por parte de administraciones como la Diputación de Jaén para dar el paso, de hecho ha sido beneficiario en varias convocatorias. La última en la de agricultura de 2020, y en concreto la línea 3 destinada a la generación de empleo para cultivos leñosos que diversifique la actividad agrícola.

«Dentro de ella hay dos variantes: te pueden subvencionar jornales o una parte de la cuota de los autónomos», explica Joaquín, quien se acoge a esta última opción. «Al estar en ecológico opto al 50% de lo que pague de autónomos», añade. En años anteriores la Diputación le concedió una ayuda en el marco de la línea 5 para inversiones en explotaciones agrarias con la que adquirió herramientas. Iniciativas como esta son, a su juicio, «un incentivo» para ir alcanzando los objetivos que uno se propone pero apunta que sin respaldo económico propio no se consigue: «Tienes que tener tu base, la tierra lo primero y aparte tu tiempo».

Seguimiento de las ayudas

Cada año recibe la «inspección correspondiente» por parte de la Diputación en la que presenta la documentación necesaria, así como facturas cuando ha sido beneficiario de la línea 5, para comprobar que el dinero recibido se ha empleado efectivamente en aquello que había solicitado.

Esas mismas inspecciones las tienen Alba Calero y Enrique Tauste, un joven matrimonio de ganaderos afincado en Linares que en los dos últimos años ha sido beneficiario de la línea 4 de apoyo a la ganadería trashumante. En 2016, tras una etapa laboral en hostelería, emprendieron este nuevo proyecto que va creciendo a pesar de las dificultades como los bajos precios en origen o ahora el coronavirus. Hace poco han ampliado la explotación y a las mil cabezas de ganado ovino se han sumado 60 vacas de vientre, 17 mansas y dos sementales.

En verano hacen la trashumancia a la Sierra de Segura, una experiencia digna de ser vivida según Alba, quien solicita a las administraciones competentes la recuperación de los abrevaderos para que los animales puedan beber agua durante el camino, ya que muchas veces se ven obligados a modificar la ruta para satisfacer esta necesidad básica.

La ganadería es un oficio «sacrificado» en el que no hay días de fiesta ni vacaciones. «Si no te gusta el campo tampoco lo aguantas porque no es satisfactorio en el tema económico, los precios están por los suelos», manifiesta Enrique, aunque ni él ni su esposa cejan en el empeño de sacar adelante este proyecto al que tanto trabajo dedican. «El campo no se valora y es el que lo produce todo», sentencia Alba.

Artesanía

La artesanía es un sector productivo de gran valor no solo desde el punto de vista cultural sino también demográfico, ya que contribuye a fijar la población al territorio. Así pues, la Junta de Andalucía «mantiene un fuerte respaldo y compromiso con la artesanía de la provincia de Jaén», una actividad que considera «estratégica en la economía local». En este sentido, la Consejería de Transformación Económica, Industria, Conocimiento y Universidades tiene diversas líneas específicas de ayudas dirigidas a pymes comerciales y artesanas. Ya sea para proyectos de modernización digital, modalidad con la que se persigue incentivar el uso transformador de las TIC en la empresa e impulsar el comercio electrónico; de modernización y actualización de las pymes comerciales y artesanas, para la adquisición de equipamiento y mobiliario, de maquinaria para el proceso de producción, etc.; de expansión; o de relevo generacional. A esto hay que añadir las ayudas extraordinarias a raíz del covid para dar continuidad a este tipo de negocios y evitar la destrucción de empleo.

Ana Santiago es tejedora artesana. Nació en la localidad malagueña de Campillos, se crió en Chiclana de la Frontera, vivió un tiempo en Extremadura y hace unos siete años se instaló en Orcera. Aquí, en la provincia de Jaén, es donde ha despegado su microempresa AyF Tejedores y así lo atestiguan los prestigiosos galardones que ha recibido desde entonces, entre ellos el Premio Nacional de Artesanía 2020 en la categoría Producto por 'El eterno vaquero', una colección de piezas realizadas a partir de fibras naturales recicladas de vaqueros usados.

Inmersa de lleno en la puesta a punto de la tienda on line, cuyo lanzamiento está previsto en abril, este año ha comprado focos para hacer las fotografías de sus productos con la subvención de artesanía, así como equipamiento informático. «Los autónomos hacemos de todo», comenta entre risas, por eso es consciente de la importancia del marketing digital y la comunicación para abrirse hueco en el mercado. Los premios, en este sentido, constituyen una «carta de presentación» para darse a conocer. En cuanto al proceso de las subvenciones, Ana explica que lo normal es que adelanten una parte de la cuantía. «Haces la inversión del total con IVA incluido y después mandas toda la documentación con facturas de los pagos más las memorias del proyecto. Ellos evalúan y mandan un inspector. Dependiendo de la convocatoria te obligan a estar de alta un año, tres o cinco. Si te das de baja, tienes que abonar la parte correspondiente». Lo más tedioso es el papeleo, aunque en los últimos años se ha agilizado y ya en 2020 con el coronavirus se hizo de manera telemática.

AyF Tejedores comercializa dos líneas de productos: complementos (bufandas, chales y bolsos) y hogar (cojines, mantas, alfombras, pufs y manteles individuales). También hacen metraje, es decir, elaboración de tela. En el taller tienen tres telares que van montando en función del tipo de tejido y siempre trabajan con fibras naturales, desde lana merino, alpaca, lino y seda hasta yute, fibra de coco o bambú, entre otras. «Los telares me gustan tanto porque combinan la parte de matemáticas, en la que tú controlas todo, con la creativa. La fibra son hilos, conos, pero yo ya empiezo a ver bufandas, chales…que además sabes que van a ser usados y disfrutados por alguien. Es la magia de la creación».

Esparto

Los hermanos Pedro y Jesús Blanco están al frente de Ubedíes Artesanía, la sexta generación de una saga familiar que crea auténticas obras de arte con esparto, como el ubedí, una alfombra que nació en Úbeda en el siglo XI y que su abuelo recuperó. Hoy sus nietos siguen haciéndola con dibujos, filigranas o arabescos. Además de los productos tradicionales diseñan joyería y bisutería, complementos, tocados, pamelas, sombreros e incluso vestidos, llegando a desfilar en Cibeles y París de la mano de Leandro Cano. También se atreven con la escultura y en 2018 ganaron los premios andaluces de artesanía con una obra que combinaba el esparto con la sucesión de Fibonacci. Siguiendo la estela de su abuelo, que ya a finales de los años 50 vendía productos en Miami, las creaciones de Pedro y Jesús han llegado a Europa, Estados Unidos, Sudamérica, República Dominicana y Japón.

Por si todo lo anterior fuera poco, están culminando un centro de interpretación del esparto. La ayuda de la Junta la han invertido en unos paneles interactivos y una chimenea para la tienda con vistas a que los talleres de invierno, cuando se puedan retomar, sean más confortables.

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