Martes, 13 de abril 2021, 00:24
Las puertas abiertas de par en par en la Facultad de Ciencias. Más jóvenes en la parada del metro de Fuentenueva. En Cartuja más trasiego de estudiantes subiendo y bajando la cuesta. Un nuevo comienzo. «Este curso ya hemos tenido varios primeros días de ... clase», explica el decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Granada (UGR), Rafael Cano. Describe muy bien como está siendo este año académico marcado por la pandemia.
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Los estudiantes de la Universidad granadina han vuelto a las aulas este lunes tras seis meses de docencia teórica on line. Lo han hecho divididos entre los centros universitarios y sus casas. Los 45.500 estudiantes de grado volvían a cambiar de modelo de docencia. Unos se quedaban en casa y otros iban al aula. Cada facultad, cada escuela y en algunos casos cada titulación aplicaba su propio sistema. El conjunto es dispar y complejo, porque la UGR tiene un amplio mapa de titulaciones.
El vicerrectorado de Estudiantes había recibido al inicio de la jornada 660 solicitudes de estudiantes para terminar el curso de forma telemática. Lo habían hecho, según fija el protocolo, para hacer frente a casos excepcionales. El plazo está abierto hasta el día 16 de este mes de abril.
Por otra parte, el Servicio de Prevención de Salud y Riesgos Laborales ha reconocido la «conveniencia» de mantener la docencia on line a un total de 83 docentes, 57 por encontrarse dentro de los grupos de vulnerabilidad y el resto, por riesgo para personas convivientes. El personal docente e investigador está integrado por más de 3.600 personas.
«Todo ha funcionado bien», explicó Cano, en referencia a su centro. La asistencia a clase en la Facultad de Económicas y Empresariales «no ha sido muy alta». En esta facultad tienen turnos para ir al aula. Una semana van al aula los apellidados entre la A-L y de la M a la Z siguen la lección a través del ordenador y a la siguiente semana, al revés.
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No todos los alumnos a los que les correspondía ir a sus pupitres han ido este lunes. «En mi clase ha habido un 30% de los que debían venir», cuenta Cano, que estos primeros días les ha dado un poco de libertad para adaptarse. Pasó lista para llevar el control por si hubiera contagios (es lo que deben hacer todos). Los estudiantes respetaron las normas anticovid.
Juan Manuel Santiago, director de la Escuela de Edificación, contaba que en su centro no había habido problemas. Volvieron a las aulas los alumnos de primero y tercero. Los de segundo y cuarto lo harán la próxima semana. Se van alternando. Un técnico del centro lavaba en la calle los botes de los laboratorios para que todo estuviera listo.
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En el campus de Fuentenueva, donde están la Escuela de Edificación, la Facultad de Ciencias o las Escuelas de Caminos, no había mucho movimiento de estudiantes pasadas las diez. En el aulario de Derecho todos estaban en clase a esas horas también.
En el campus de Cartuja, Benjamín Vargas, decano de la Facultad de Comunicación y Documentación, estaba contento porque todo había ido «muy bien». Los estudiantes respetaban las medidas anticovid que señalizan la entrada y salida del edificio. Los aforos se respetaban en la cafetería y en las aulas.
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El viernes hubo una especie de conato de rebelión y algunos profesores en Comunicación y Documentación dijeron que iban a seguir impartiendo las clases on line. El decano les mandó a todos un correo recordando la resolución de la rectora sobre la docencia presencial y no ha habido problema este lunes. En esta facultad, en el grado de Documentación todas las clases son presenciales, porque hay pocos estudiantes matriculados, y en Comunicación Audiovisual hay subgrupos en el aula y on line.
Para Ana Gallego, profesora del departamento de Literatura Española y vicedecana de Actividades Culturales de la Facultad de Filosofía y Letras, todo fue como estaba previsto. Ella hizo la clase en streaming, un grupo en el aula y otro en su casa. Los estudiantes que fueron al campus de Cartuja le comentaron que estaban contentos de poder «recuperar el contacto visual».
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Había universitarios contentos por regresar a esas tarimas y pupitres. En el patio de la Facultad de Derecho, una profesora sonreía mientras contaba a una compañera que había llegado muy temprano para impartir su clase. Tenía muchas ganas.
La UGR recuperó un nuevo pulso entre carteles indicando por donde entrar o salir, gel hidroalcohólico y con ganas de que los datos de la pandemia no trunquen el regreso a la semipresencialidad.
La rectora, Pilar Aranda, se mostró satisfecha. «Continuamos con el desarrollo de este curso académico. La novedad es que volvemos a retomar una presencialidad segura», indicó.
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La Universidad granadina abrió este lunes de nuevo los comedores universitarios y otros servicios, como las salas de estudio. Lo hizo con aforos reducidos, como marcan las medidas anticovid, y con la esperanza de que no haya más cambios este curso.
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