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La granadina Antonina Rodrigo ha recibido en el Hospital Real el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Granada.

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La granadina Antonina Rodrigo ha recibido en el Hospital Real el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Granada. PEPE MARÍN

Antonina Rodrigo reivindica a las mujeres olvidadas al ser nombrada doctora Honoris Causa por la UGR

La catedrática Amelina Correa fue la madrina de la nueva doctora, y en su 'laudatio', puso de manifiesto su amplia trayectoria, la gran cantidad de premios recibidos y su papel como investigadora

José Antonio Muñoz

Granada

Martes, 14 de junio 2022, 14:07

El crucero del Hospital Real fue el escenario en la mañana de ayer del acto de nombramiento como doctora honoris causa de la Universidad de Granada para la investigadora y escritora Antonina Rodrigo García (Granada, 1935), en atención a sus muchos méritos personales y académicos. El acuerdo de tal nombramiento, como recordó la secretaria general María Asunción Torres, se tomó el pasado 15 de diciembre de 2021, a propuesta de la rectora, Pilar Aranda. Ejerció como su madrina la catedrática de Literatura de la Universidad de Granada, Amelina Correa.

Fue precisamente Correa quien, como corresponde según un protocolo que se remonta al siglo XVI, pronunció la 'laudatio', un discurso donde se resaltan los valores de la doctoranda, y que la catedrática aprovechó para relatar, además de sus méritos, la historia de una amistad que se inició en abril de 1994 en el Palacio de la Madraza, con ocasión de una ponencia pronunciada por una entonces jovencísima investigadora en las jornadas 'Cultura, Mujeres, República', en torno a la figura de Margarita Xirgu, «para la cual –es evidente– me resultaron imprescindibles los muchos y pioneros estudios que Rodrigo había publicado hasta ese momento», según recordó.

La hoy catedrática hizo un repaso también a la trayectoria familiar de Antonina Rodrigo, deteniéndose en la figura de su madre, Purificación García de Biedma, y su ayuda a las personas más necesitadas en los durísimos años posteriores a la guerra civil. Habló de su temprana adhesión «a la inseparable causa de la justicia social, que aprendió desde sus primeros años en el barrio del Albaicín». Luego, citó algunos de los reconocimientos recibidos a nivel nacional e internacional, como el Pozo de Plata, la Cruz de Sant Jordi, la Medalla de Andalucía o la Medalla de la Fundación Internacional Olof Palme, recibida en 2020. Su más reciente distinción fue la de pregonera de la Feria del Libro, materializada hace un mes, y donde Rodrigo recordó la primera Feria, celebrada 40 años atrás, y el ambiente en el Corral del Carbón, lugar donde se desarrolló.

Tras el parlamento de Correa, con paso firme y decidido, Antonina Rodrigo se acercó al atril, con toga negra y la muceta azul celeste (correspondiente a los doctores en Filosofía y Letras), para dirigir su discurso a la concurrencia. En él, se definió como «escritora autodidacta y obrera de la pluma», y manifestó su miedo inicial «a no estar a la altura de la distinción que hoy me entrega la Universidad». Sin embargo, cualquier posible duda al respecto fue despejada rápidamente, cuando, con humildad, recordó sus tempranas colaboraciones en prensa –entre ellas, las que ofreció en IDEAL–, y su fascinación por la historia de las olvidadas, escuchada de labios del catedrático Antonio Domínguez Ortiz, a quien señaló como «un maestro excepcional y motivador», y quien indujo en la joven Antonina lo que describió como una «epifanía creativa».

Rodrigo se detuvo en sus motivaciones para estudiar a personas como Mariana de Pineda, «un ejemplo de ética que aún hoy nos sigue guiando», y que protagonizó su primera biografía; Federico García Lorca, «cuya memoria sigue presente en montajes escénicos y en películas»; Eudoxia Píriz; Matilde Robles, madre de los Quero, que se volvió loca por el acoso de la dictadura; Federica Montseny o la voz de Radio París, Adelita del Campo, a quien conoció personalmente.

Un birrete, un anillo y un libro para sellar un compromiso

El ceremonial de nombramiento de doctores honoris causa de la Universidad de Granada incluye la entrega de tres símbolos y la prestación de juramento o promesa de quien accede a tal distinción. Fue la rectora, Pilar Aranda, quien impuso el birrete, el anillo y entregó el libro que la acreditan. Ytras el acto, pronunció un discurso en el que destacó que la propuesta para su nombramiento partió de Juan Mata y Andrea Villarrubia, responsables de la Asociación Entrelibros y personas imprescindibles dentro del ambiente literario granadino. Igualmente, señaló la importancia de la labor de la nueva doctora para «hacer aflorar a las mujeres de las sombras», y que entre las 10 doctoras honoris causa de la UGR, seis han sido investidas durante su mandato como rectora.

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