«No me atrevo a decirle a mis padres que me gustaría ir al psicólogo»

Con su familia dialoga sobre la presión de los estudios, las exigencias y la competitivida y los exámenes que «generan mucho estrés». También hace lo propio con sus compañeros de clase en grupos de whatsApp. La UGR debería ofrecer, a su juicio, servicios y apoyo psicológico para todos, «si no gratuitos al menos bonificados».

Alejandra García, estudiante de primero de Derecho y Administración y Dirección de Empresas, explica que tiene normalizado dialogar sobre salud mental con sus amigos. «Es una charla habitual, sobre todo ahora que está normalizado, hace más tiempo no tanto», valoró.

De hecho, ella comentó con su madre, que estudió Psicología, lo que sentía y recurrieron a un profesional. «Me ayudó un montón ir al psicólogo; me sentí súper libre de poder hablar de todo lo que sentía y me ha ayudado un montón. A día de hoy a veces voy para seguir avanzando y muy bien», relata.

El consejo de esta joven a otros universitarios es que no duden en pedir apoyo cuando sientan que lo necesitan. «Es verdad que puede costar un poco hablar con tus padres, pero ellos van a querer lo mejor para ti y te van a ayudar», asegura. También es partidaria de que el acceso al psicólogo sea más fácil. «Convendría que la Universidad pusiera más atención a la salud mental de los estudiantes», opina.

Totalmente de acuerdo con Alejandra está su compañero Mauricio Ruiz García, que estudia la misma carrera y el mismo curso. «Estaría bien que nos ayudaran a gestionar esos sentimientos y necesidades». Cuando tiene algún problema, él recurre a sus amigos y sus padres. En la clase ningún profesor le ha comentado los recursos de atención psicológica con los que cuenta la UGR. En las charlas con los estudiantes se repite todo el rato las palabras ayuda y hablar.

El suicidio tampoco es un tema tabú con estos chicos. «Los amigos estamos pendientes, hay que tener mucho cuidado», señala. «Es importante saber cómo estamos y exteriorizar las cosas para saber que estamos todos bien», asegura.

Por su parte, Lucía Álvarez, estudiante de segundo de Trabajo Social, considera que hay muchos tabúes sobre el suicido en la sociedad en general. En su caso, en clase tratan muchas cuestiones sobre salud mental porque la carrera tiene asignaturas sobre psicología. No obstante, hace hincapié en que hay mucha gente que no sabe dónde recurrir y «no se atreven a ir a los psicólogos». También se muestra preocupada porque cada vez son más jóvenes y menores los que sufren estos problemas y apunta a las redes sociales. Ella ha estado yendo a tratamiento durante un año. «Necesitaba ayuda, no podía conmigo misma y decidí ir al psicólogo. Y, muy bien», dice.

A su lado Ana, que estudia lo mismo, comenta que suelen hablar de ansiedad y depresión, pero hay «otros problemas como el miedo al futuro, a lo que puedan hablar de ti y otras cosas que afectan y de las no se habla tanto». Y no esconde que las redes sociales afectan mucho. «Mucha gente se reprime y no se muestra como son en redes sociales e intentan aparentar una cosa que no son, pero lo hacen para encajar», lamentó. Los estudiantes piden ayuda y hablar.