![Dos alumnas de la Facultad de Educación leen un grupo de whastapp.](https://s3.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/2023/09/12/ugr--758x531.jpg)
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Andrea G. Parra
Miércoles, 13 de septiembre 2023, 00:03
«Hay que partirles las bragas». Es una de las frases que más ha trascendido del grupo de Whatsapp machista de estudiantes de Magisterio de La Rioja. Ha dado la vuelta a España y en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad ... de Granada (UGR) hay estudiantes como Ana Pulido, primero de Educación Primaria bilingüe, que lo califica directamente como «asqueroso». Daniel Moya, que estudia Educación Primaria –de momento, asignaturas de primero hasta que le convaliden las que ha cursado en la Universidad de Cádiz–, tilda como «retrógrado» que haya gente con ese pensamiento. Condena y rechaza todo tipo de comentarios denigrantes contra las mujeres y colectivos como el LGTBIQ+ o por cuestiones de raza.
A su juicio es igual de grave que lo haga un estudiante que en un futuro será el maestro que formará a niños y niñas, que universitarios que cursan otra carrera. Y no duda en decir que esta gente debería dejar la carrera de Educación Primaria o Educación Infantil. «Nosotros somos los responsables del cambio», comenta.
Este joven está en un grupo de Whatsapp de primero en el que este martes había 76 personas. Además, está en el extenso de Educación Primaria en los que hay 481 universitarios. «No se ha dicho ninguna salvajada. Somos tolerantes y respetuosos. Es un grupo solidario que ayuda a todos», describe Daniel a las puertas de la Facultad de Educación.
Estos estudiantes de la Universidad granadina saben utilizar en positivo estas herramientas informáticas. Chats para orientarse, para ayudarse en los primeros días de clase e incluso para compartir información sobre alojamientos (alquileres). Y algunos para cuestiones gastronómicas. La condena a las notas y comportamientos machistas la hace tanto en WhatsApp, Instagram o cualquier otra red social así como en clase. También lamenta que «por el móvil todo el mundo es valiente». Hay que respetar. Era lo más repetido. Y las conductas deben cambiar.
Elvira Maldonado, cursa cuarto del grado en Educación Primaria en el campus de Cartuja. Este será el cuarto año que participa en chats en la Universidad y no ha habido, según cuenta, comentarios machistas. Admite que sí ha habido rifirrafes por cuestiones académicas, apuntes y demás. En su grupo son unos sesenta. En clase, entre quince y veinte chicos y más de treinta chicas. Sobre lo de La Rioja solo tiene palabras de desaprobación. Ella siempre se ha sentido respetada en el aula.
«No puede haber esos grupos ni ataques a las mujeres en pleno siglo XXI, en el año 2023, en gente joven. En quienes van a ser maestros y maestras y deben enseñar con el ejemplo», reflexiona Llama la atención sobre que después pasa lo que pasa en los colegios con casos de bullying.
Sobre el expediente que se ha abierto en La Rioja, en el grupo había unos doscientos estudiantes de primero y segundo, Elvira valora que debe haber sanciones. Y no ve mal que haya expulsiones, si la investigación así lo determina, para que reflexionen y vean que no están bien esas cosas.
Ana Pulido va un paso más allá. A los que dicen que se les fastidia la vida a esas personas por expulsarlas y que todo el mundo se equivoca, Ana hace ver el daño que se les hace a esas jóvenes por los comentarios machistas y vejaciones. Ella aún no está en los grupos de su clase de la UGR, pero se unirá. En el instituto sí lo estaba. Además, relata que en una ocasión un chico en el instituto le tocó el culo y se lo recriminó.
Esta chica, que empezó el lunes la Universidad y en las charlas de bienvenida les hablaron de salud mental, es partidaria de que se hable más sobre los comportamientos machistas y cuando pasan estas cosas. Que se denuncie y se exponga. No hay que esconderse. Ayer mismo, una joven dijo que no hablaba con el periódico porque luego «mi madre me mata porque la estoy liando».
Samuel, estudiante de segundo del grado en Educación Primaria, no se esconde y da su opinión. Repulsa a los comentarios de ese grupo de La Rioja, pero admite a las puertas de la Facultad de Ciencias de la Educación de Granada, que él no hubiera dicho nada reprobando esas frases en el chat. ¿Por qué? Para no tener problemas. Él está en un grupo de la UGR en el que hay unas cien personas. «Ahora no lo utilizamos para nada. Para pasar fotos de comida», bromea con el resto de compañeros.
Los estudiantes consultados para este reportaje, tanto de primero como de cursos superiores, no han sufrido novatadas en Ciencias de la Educación en la UGR.
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