
Andrea G. Parra
Sábado, 22 de marzo 2025, 00:45
Nada más cruzar el umbral de la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad de Granada (UGR) en el palacio de las Columnas llega ... el murmullo de charlas en diferentes idiomas. Es una auténtica torre de babel por muy cliché que suene. Imparten quince idiomas. Es el único centro en el territorio nacional con el árabe como lengua B. Al mismo nivel que el inglés, francés y alemán. Las enseñanzas se organizan en esta facultad por lengua B, C y terceras lenguas extranjeras. El curso 2025-2026 habrá otra gran novedad. Incorporará como C, la Lengua de Signos Española (LSE). Al mismo nivel (carga lectiva) que el italiano, ruso, portugués, chino y griego.
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La oferta formativa es la más completa a nivel nacional en los estudios de Traducción e Interpretación. En el curso académico 2025-2026 está prevista esa inclusión de la Lengua de Signos Española. La decana de la Facultad de Traducción e Interpretación, Cristina Álvarez de Morales, explica que es un importante paso. Recuerda que desde 2007 es lengua oficial de España. «La Facultad de Traducción e Interpretación de Granada se convertirá en un bastión fundamental en materia de inclusión y accesibilidad».
En la Facultad granadina hay matriculados este curso algo más de mil estudiantes, solo 229 hombres en el grado. Los estudiantes son el gran aval de este centro. En este reportaje nueve de ellos relatan qué significa para ellos estudiar un idioma. «Aprender una lengua no es aprender solo vocabulario», lo describe muy gráficamente Lara Calderón que ha terminado el grado y en unos meses comenzará el máster en profesorado. «Es conocer los orígenes, formas de vivir, cultura y todo lo que la rodea», zanja.
Hablan nueve estudiantes
Estudió francés, portugués y catalán. Lo del catalán relata que «no tiene una explicación muy profunda». Los dos primeros años de la carrera fue época covid y le dio por escuchar música en todos los idiomas. «No sabía decir ni una palabra en catalán», recuerda. Se sacó el C1 y es su lengua preferida. Ríe y explica que en su casa nadie habla catalán. «Soy de Navalmoral de la Mata (Cáceres). No he estado nunca en Cataluña», dice.
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John Charles Fenech está cursando cuarto. Nativo inglés y maltés, vive en España hace mucho tiempo y ha cursado la carrera en la UGR. Estudia árabe y chino. Mantiene que el idioma más fácil es el español. Y el más difícil, el árabe, aunque admite que el chino es «un planeta diferente». En su explicación profundiza sobre lo que es cada lengua para él, no es un simple aprendizaje de palabras, es sumergirse en su cultura, historia y todos las facetas.
María Peña, que está en segundo, aún no tiene muy claro a qué se dedicará, pero sí que será algo relacionado con el francés. Siempre le ha gustado, desde pequeña. Por su parte, Héctor Adrián Trujillo Vázquez, que está en cuarto, está matriculado en inglés y portugués. Y como optativas el ruso y el francés. «De pequeño era malísimo en los idiomas y en la ESO tuve que aprender inglés porque el centro era bilingüe y me gustó», reconoce. Lo que le entristece es que la Lengua de Signos se oferte el próximo curso cuando haya terminado. Su padre es sordo.
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Yu Rong Tan llegó a España con solo cuatro años. Vivió primero en Écija y después en Córdoba, donde está su familia aún. Habla español y chino. Estudia francés y ruso. Quiere utilizar su conocimiento en idiomas para ayudar a las personas que llegan a un país diferente y no pueden comunicarse. Sabe muy bien lo que eso significa, le sucedió a su familia.
Jesús Ávila es el más joven. Cursa primero, ha elegido el inglés y el chino. Antes estudió por su cuenta japonés, pero en la facultad no tiene esa opción. Le interesa todo el mundo asiático. También quiere aprender coreano. Por su parte, Marina Valero está en cuatro y estudia francés e italiano. Se interesó por el árabe, pero fue «desastroso». Defiende que el papel del traductor y el intérprete es «fundamental» frente a las máquinas. «Nunca podrán hacer un trabajo como el de un traductor o un intérprete», sentencia.
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Daniel Coveñas, que está en tercero, aprende inglés, francés y neerlandés. En un futuro, en un idioma o en otro, lo que le gustaría es dedicarse a algo relacionado con la literatura. Escribe poemas. Lo artístico le gusta también a Mikaela Higueras Martín. Está matriculada en inglés, francés y danés. Traducción e Interpretación no era su primera opción, era la Escuela de Arte, pero no entró. Quiere ligar esta carrera con el dibujo y la ilustración.
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