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Andrea G. Parra
Granada
Martes, 28 de junio 2022, 00:57
Lo consiguió. Miguel Donaire Arcas-Sariot es campeón nacional de Matemáticas. Ha participado en la olimpiada a nivel estatal y ha ganado. Está entre los seis vencedores, que comparten el galardón. Miguel es un número uno. Y se ha salido con la suya, que era lo que más quería; disfrutar resolviendo problemas y hablando con niños que se expresan con su mismo lenguaje matemático. A este chaval granadino de catorce años le gusta razonar, piensa en inglés, le da normalidad a su destreza y programa webs, videojuegos y bases de datos.
En la fase nacional competían sesenta escolares de toda España. Había invitados de Andorra y Marruecos. Han sido elegidos seis finalistas; se hace por grupos para fomentar la necesidad de cooperar. Si hubiera fase internacional sería el equipo que representaría a España, pero en esta categoría de la olimpiada no hay competición de este tipo. Solo la hay en bachillerato.
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En el mercado de la olimpiada han pasado unos días de convivencia pensando en números, fórmulas, problemas y resoluciones. 'Círculo de amigos'. Ese es el título de unos de los ejercicios que resolvió Miguel. El enunciado era: «Luis y María han ideado un juego para entretenerse. Junto a sus amigos forman un gran círculo. Alternativamente, Luis y María van expulsando del círculo a uno de sus vecinos. El último de los dos que quede será el ganador de este juego. ¿Quién tiene ventaja? ¿El que comienza el juego? ¿Hay alguna forma de jugar para asegurarse la ventaja?». Este fue solo uno del puñado de ejercicios distintos a los que tuvo que enfrentarse Miguel para demostrar su habilidad con la disciplina matemática.
«Hubiera ganado o no, yo estaba contento porque resolví muy bien mis problemas. Así que ganar no me ha importado tanto», comenta el recién galardonado con su sentido práctico y de verdadero deleite por las matemáticas. El camino hasta llegar a este podio lo califica simplemente como «divertido», y recalca su gusto por el propio proceso de aprendizaje.
Miguel Donaire ha estado tres días en Albacete y Cuenca en el contexto de esta fase nacional de la Olimpiada Matemática. A su corta edad guardará muchos recuerdos de estas jornadas. Por ejemplo, relata que no olvidará el momento en el que el autobús en el que viajaba se quedó atascado en una calle de Cuenca, «raspó con el techo y se rompieron los cristales».
Miguel acaba de finalizar segundo de la ESO, pero para el próximo curso, en septiembre, saltará directamente a cuarto. Cursa sus estudios en el centro La Presentación de la capital granadina. Este niño, que define las Matemáticas como un «pasatiempo», lee y mira vídeos de todo lo relacionado con esta disciplina. En su colegio ha terminado todo el temario. A quienes las Matemáticas se le atraviesan o no les gustan les dice: que «los profesores son muy importantes» y que «intenten no quedarse en las fórmulas y aprendan a pensar».
Sobre su vocación y los estudios universitarios no duda en decir que siempre ha tenido claro que quiere estudiar el doble grado en Ingeniería Informática y Matemáticas. Su otra gran pasión es la programación.
Cuando pasó a la fase nacional no quería aplausos. Miguel es un niño al que no le agradan los reconocimientos y elogios hasta que logra las cosas. Ahora lo ha conseguido. Es bonachón, sencillo, reflexivo y, aunque comentaba que la Lengua no es de sus asignaturas favoritas, maneja muy bien el vocabulario. Sin separarse de su cubo de Rubik, sigue compaginando actividades de niño con sus altas capacidades.
Su relación con los números viene de la infancia, desde que siendo niño escudriñaba todo lo posible sobre el mundo de los números. «Recuerdo desde pequeño jugar con mi hermana a resolver ecuaciones. Es como la programación, me gusta desde chico, siempre me han gustado», recalca. Este año ha participado en el programa Estalmat de estímulo al talento matemático, que se desarrolla cada fin de semana en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada (UGR). En Estalmat también es feliz. «Es muy divertido, porque es muy diferente a una clase normal, no te enseñan algo como sumar o restar, algo mecánico, sino a pensar. No se requiere conocimiento matemático sino más pensamiento», comentó cuando pasó a la fase nacional de la Olimpiada Matemática.
Miguel sigue pensando, repensando, reflexionando y resolviendo problemas matemáticos, a la búsqueda de nuevos retos. Enhorabuena, campeón.
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