Los tres investigadores de los 40.000 euros

Díaz es una de las tres investigadoras de la institución universitaria granadina que han conseguido las prestigiosas becas Leonardo en la convocatoria de 2022. Los otros dos son Daniel Pastor-Galán y Francisco José Rescalvo. La Fundación BBVA otorga estas becas, que están dotadas con 40.000 euros. La UGR es, junto a a la Universidad Autónoma de Barcelona, la que más ha conseguido.

La vinculación de Natalia Díaz con la Universidad granadina se traduce en un contrato Juan de la Cierva y Marie Curie en el departamento de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial, donde lleva trece años investigando. Su trabajo se centra en la inteligencia artificial explicable, neuro-simbólica, responsable, ética y de confianza. «Me interesa la inteligencia artificial (IA) sostenible, para el bien social, y aquella que puede beneficiar a quien más lo necesita, las minorías», detalla.

Actualmente han comenzado el proyecto con OdiseIA –un observatorio del impacto social y ético de la inteligencia artificial con un equipo fundador de renombre internacional– de confección de las guías de ayuda a la implementación del nuevo reglamento Europeo del AI Act a través del Sandbox reglamentario para la Secretaria del Estado (SEDIA). «El reto que nos abarca es traducir el lenguaje legal del nuevo reglamento Europeo AI Act a acciones concretas que cada negocio, ingeniero informático, desarrollador, científico de datos y otras partes del desarrollo de productos y sistemas de inteligencia artificial de pymes, deberán implementar para cumplir con la legislación», describe. Otro de sus proyectos actuales, SignNet, tiene como objetivo facilitar la inclusión y autonomía de personas con discapacidad oyente.

Como se puede comprobar es una investigación en vanguardia y relacionada directamente con el futuro modelo de desarrollo de Granada. Díaz cree, en relación a la candidatura de esta ciudad a la agencia nacional de inteligencia artificial, que Granada es «la mejor con creces, por su ímpetu, poder de convocatoria, y su entusiasmo y trabajo duro por volcarse en iniciativas de impacto. Los recursos naturales y el ecosistema tecnológico próximo a la universidad lo corroboran». Y, añade: «Además, a largo plazo, creo que Granada podría ser modelo contra la despoblación rural, o convertirse en el paraíso de informáticos e ingenieros nómadas, entre otros, que cada vez más teletrabajan y para los que la vitamina D y la cultura, incluida la gastronómica de las tapas, son ingredientes saludables para la conciliación laboral (lo corrobora quien volvió tras 11 años en el extranjero)».

La vinculación de Daniel Pastor-Galán con la UGR es un contrato Ramón y Cajal y ha conseguido esta beca con una dotación de 37.730 euros. La línea de investigación de este científico se centra en el comportamiento del campo magnético durante el ediacarense-cámbrico (hace 550 millones de años más o menos) y su potencial relación con la gran diversificación de la vida.

Pertenece al departamento de Geodinámica de la UGR y va a investigar con rocas en Noruega, Escocia e Irlanda. Expone que sin esta beca «no sería viable es comenzar esa línea algo distinta a lo que he hecho en el pasado».

Francisco José Rescalvo Fernández, que estudió y realiza su actividad investigadora en la Escuela de Edificación, es el tercero de los beneficiados con los 40.000 euros de la beca Leonardo. «Supone un enorme reconocimiento al trabajo realizado por mí y por el grupo de investigación del que soy miembro. Además, la beca permitirá afianzar una colaboración entre una empresa nacional de gran nivel como BetanzosHB y la prestigiosa universidad de Arts et Métiers, Sciences et Technologies (Cluny, Francia) desarrollando un producto innovador y de alto impacto ambiental y social», explica.

Actualmente tiene un contrato posdoctoral con la UGR. «Mi inicio en el campo de la investigación comenzó en el 2014 bajo la tutela de Antolino Gallego, mi director de tesis doctoral, presentada en julio de 2018». El grupo del profesor Gallego es uno de los punteros y con repercusión por su trabajo con el chopo.

Rescalvo se centrará con esta beca en  productos de madera técnica, madera de uso estructural, vigas laminadas monoespecie o multiespecie y madera laminada reforzada con fibra de carbono. «Los próximos retos del grupo de investigación son el de desarrollar una economía e industria basada en el uso de recursos locales de proximidad, como son el chopo de la Vega de Granada, el pino Laricio de la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas o el eucalipto de Huelva», señala.

A la pregunta de si se ha aprendido con la pandemia de la importancia de la investigación, Natalia Díaz es de quienes piensa que «a los humanos se nos olvidan demasiado pronto los errores y volvemos a olvidar lo que es importante. No apreciamos lo que tenemos hasta que se nos quita».

Rescalvo valora que la pandemia ha dejado patente que «la investigación es necesaria y además, rigurosa. Aún así, la investigación en nuestro país sigue siendo una asignatura pendiente en cuanto a inversión si se compara con otros países europeos. Sin embargo, iniciativas como las becas Leonardo permiten a jóvenes investigadores dar un salto de calidad en sus proyectos de innovación».

Pastor-Galán es más optimista. «Mi impresión es que hay mucha gente que sí ha entendido por qué era importante la investigación durante la pandemia. Espero que ese interés se mantenga», reivindica.