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Aarón Padial trabaja con su ordenador portátil. A. G. P.
Universidad de Granada | «Si el dinero de la beca llegara antes, no debería ningún mes de alquiler»

«Si el dinero de la beca llegara antes, no debería ningún mes de alquiler»

Estudiantes de la UGR relatan cómo 'sobreviven' mientras les ingresan las ayudas del Ministerio de Educación

Andrea G. Parra

Granada

Miércoles, 27 de noviembre 2019

«Le debo a mi casera un mes de alquiler. Hay momentos en los que sufro mucho para poder hacer frente a los gastos». Las frases son de Berto Delgado, estudiante de cuarto de Psicología de la Universidad de Granada (UGR). Este joven, becado por el Ministerio de Educación, es directo al mostrar las muchas dificultades por las que tiene que pasar para poder estudiar su carrera universitaria.

«Si el ingreso de la beca fuera en noviembre, yo me quitaría de muchas 'situaciones'. No tendría ninguna deuda con mi casera ni que llamar a mi abuela para si me puede ingresar algo para hacer la compra de la comida», lamenta.

Berto es de Lepe (Huelva) y destaca que esta situación es un «sufrimiento» cada mes. Esta misma semana ha tenido que resolver «algún papeleo» que le reclamaban porque le faltan «unos créditos». No obstante, no espera tener problema y que le aprueben la ayuda finalmente. Siempre ha sido becado y el ingreso del dinero «a veces ha llegado en enero y a veces en marzo». «Mi familia es de economía muy humilde y no me puede ayudar», relata. Por eso, desde que llegó a la Universidad granadina ha trabajado los veranos en la hostelería y a veces durante el curso. Ahora mismo, trabaja en una pizzería.

Este futuro psicólogo comparte piso. Paga al mes de alquiler unos 175 euros. A esa cantidad le suma los recibos de luz y agua. Por lo que solo de gastos fijos de piso tiene unos 225 euros. «Al mes necesito entre 350 y 400 euros. Más no me puedo permitir», resume. Dice que suelen ser unos 350 euros, pero a veces hay «imprevistos» de gastos de cosas que necesita para la carrera.

Los cursos no han sido fáciles para este joven onubense. Recuerda que, en segundo de carrera, en diciembre se tuvo que ir a su pueblo en el puente (seis de diciembre) y no volvió hasta después de Navidad porque tuvo trabajar. «Tuve que dejar la UGR porque no era posible hacer frente a los gastos esas semanas», rememora.

Cuenta los euros, lo mismo que lo hace Aarón Padial, oriundo de Lanjarón. «De momento solo me aparece que la beca está en trámite, pero espero que no haya problemas», explicita este joven, que cursa cuarto de Informática. Un año le denegaron la beca porque «nos pasábamos –su familia– en setenta euros» en los requisitos económicos.

Aarón trabaja en verano en lo que le sale y algún año también lo ha tenido que hacer los fines de semana. En un bar en su pueblo o en una empresa hortofrutícola en Almería (un verano). La beca que ha recibido del ministerio se ha movido entre los 2.000 y los 2.300 euros.

Ahora admite que «no sé si con lo que tengo del verano –lo que ha trabajado– podré llegar a febrero». Por eso, plantea que quizás un mes no pueda estar en Granada y tenga que ingeniárselas para ir y venir a su casa a Lanjarón. «Si la beca nos la aprobaran y los ingresos fueran en noviembre –si fuera antes, mejor– sería un alivio», valora. Dice que sus gastos mensuales –también comparte piso– incluyendo comidas y demás están sobre los 320 o los 350 euros.

Elena Gómez es granadina y está terminando Informática. Vive con sus padres, pero trabaja para poder costearse los gastos de la carrera. Ha sido becada por el ministerio pero quiere que se sepa que este curso solo tendrá la beca de matrícula y no la económica porque se matriculó el curso pasado de menos créditos de los debidos. «Me matriculé de nueve asignaturas y no de diez como debía y como suspendí una no tendré beca», lamenta.

Si Elena se hubiera matriculada de las diez asignaturas, aunque hubiera suspendido la materia que ha suspendido y la otra asignatura también hubiera podido optar a los 1.500 euros de la ayuda de renta, según cuenta.

Por su parte, Arturo Aguirre, que estudió ingeniería de sonido e imagen en Málaga, está haciendo este curso un máster habilitante en la UGR. Ha solicitado la beca, pero aún no sabe si la tendrá o no. Durante la carrera lo han mantenido sus padres, es de Almería. Al terminar estuvo trabajando un tiempo, pero los ahorros no dan para mucho y de nuevo le están ayudando sus progenitores mientas se resuelve la beca del Ministerio. «Las resoluciones deberían ser más rápidas porque va muy lento», reclama. No se explica que en la actualidad, con tantos avances tecnológicos, se siga así.

Estos son solo cuatro testimonios que evidencian como los becarios 'sobreviven' los primeros meses del curso. El año académico 2019-2020 han sido 24.501 las solicitudes de becas al ministerio que se han registrado por parte de estudiantes de la Universidad granadina.

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