Chema Ruiz España
GRANADA
Domingo, 25 de abril 2021, 00:43
El pilar sobre el que se construye la inmunidad que garantizan las vacunas contra la covid-19 es la producción de anticuerpos frente a la enfermedad. En concreto, frente a la secuencia proteica que permite el acceso del virus en el organismo humano. ¿Quiere decir ... esto que, tras recibir alguno de los fármacos contra la enfermedad favorece un resultado positivo en un test de detección de anticuerpos? La respuesta a esta cuestión es que no y el motivo está en que las inyecciones solamente protegen contra una proteína del coronavirus, como desarrolló Jorge Martínez, estudiante de Bioquímica de la Universidad de Granada, en un hilo en su perfil de Twitter que no tardó en hacerse viral.
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«Lo primero que hay que tener en cuenta es de qué está formado el virus», explica el joven motrileño, de 21 años, a IDEAL. «Cuando está fuera de las células, recibe el nombre de virión y está formado básicamente por cuatro proteínas, que serían la N, la M, la E y la S», prosigue el estudiante. La infección natural induce una respuesta contra todas ellas, por lo que se traduce en anticuerpos frente a cada una de ellas: «Anti-N, Anti-S, Anti-M y Anti-E». «Cuando nos vacunan, al menos aquí en España, los fármacos solo contienen la proteína S. Entonces, solo generamos anticuerpos contra ella. ¿Qué pasa? Que los test rápidos más comunes detectan los Anti-N y solo van a dar positivo cuando has pasado la infección natural», resuelve.
El motivo por el que las vacunas únicamente protegen contra la proteína S de la covid-19 es que se trata de «la que permite que el virus entre en la célula». «Es como la llave de entrada a la célula», añade Martínez. Esta respuesta arroja que la protección que aseguran las inyecciones es diferente de la que genera el contagio. «Parece que la inmunidad es más robusta», apunta el también animador científico del Parque de las Ciencias, quien subraya, no obstante, que pasar la enfermedad también supone amparo posterior, incluso cuando no se generan anticuerpos. «La respuesta inmunitaria es muy compleja y hay otros componentes que sí pueden estar funcionando, como los linfocitos T de memoria», ejemplifica.
Este fenómeno de protección específica contra la proteína S sucede con todos los fármacos que se están administrando en España. «En algunos países de Sudamérica, por ejemplo, tienen la Sinopharm, que introduce el virus completo y, por tanto, también produce anticuerpos contra las demás proteínas», señala. «Las vacunas de Pfizer y Moderna contienen ARN mensajero, que son las instrucciones que las células traducen para producir la proteína», abunda, para explicar seguidamente que la diferencia con las vacunas de AstraZeneca y Janssen está en que estas últimas funcionan con adenovirus de chimpancé modificado, de forma que «solo puede generar la proteína S».
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Por ello, alguien a quien se le haya inoculado alguno de los fármacos aprobados en Europa solamente darán positivo por anticuerpos en una prueba que detecte los Anti-S, menos habituales, según Martínez. No obstante, el estudiante subraya que «no está indicado hacerse un test después de recibir la vacuna, ni es necesario ni sirve prácticamente para nada». «Si lo manda el médico, evidentemente, hay que hacérselo, pero, en principio, no hace falta», puntualiza.
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