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Juan Roig Valor
Jueves, 5 de enero 2023, 00:08
Ningún país europeo debería contar con una penetración de vehículos enchufables –esto es 100% eléctricos e híbridos enchufables– por debajo de los dos dígitos porcentuales. Esto es especialmente cierto en un mercado unificado con los que se supone que son objetivos de descarbonización comunes ... y lo es aún más en uno de los cinco mayores mercados por volumen dentro de la UE.
Alemania es el ruedo de mayor volumen en Europa. En 2022, el país acabó con un crecimiento del 1,1% en sus cifras de ventas, con 2,65 millones de matriculaciones. De estas, 362.093 fueron híbridos enchufables y 470.559, eléctricos puros, con unas cuotas de mercado del 13,7% y del 17,7%, respectivamente.
En España, esto no ocurre. Las matriculaciones retrocedieron un 5,4%, hasta cerrar el año con 813.396 operaciones, lejos de lo que las principales asociaciones sectoriales, Anfac, Faconauto y Ganvam, consideran una cifra «sana»: 1,2 millones de unidades.
Del total español, solo un 5,9% de las ventas fueron coches híbridos enchufables, con 47.785 ventas y un 3,8% fueron completamente eléctricos, con 30.544 matriculaciones. En cambio, es especialmente reseñable el auge que han tenido los modelos híbridos convencionales, que se han hecho ya con casi un tercio del mercado y han superado al diésel como alternativa de propulsión: en 2022 se vendieron 239.471 coches híbridos, un 29,4% del total. Esto reafirma la decidida apuesta del Grupo Renault por la este tipo de propulsiones en España.
Sin embargo, para Anfac «los electrificados tendrían que haver cerrado el año por encima del 14% de cuota para cumplir los objetivos de descarbonización del Gobierno». Según las metas del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, el parque electrificado debería ser de 120.000 unidades al año para llegar a los anhelados cinco millones de vehículos.
Pero aunque España se trate de uno de los cinco mercados más grandes de Europa, compararlo con Alemania es injusto. Para empezar, el PIB per cápita nacional es un 69,8% menor que el alemán –25.500 euros frente a 43.290 en 2021– y su país tiene prácticamente el doble de población que el nuestro. Una comparación más razonable sería Italia, que tiene un 18,2% más de PIB (30.140 euros) y 12 millones más de habitantes.
En 2022, el país transalpino registró 1.316.702 matriculaciones, un 9,7% menos que hace un año, con una cuota de coches 100% eléctricos que retrocedió nueve décimas porcentuales, pasando del 4,6% al 3,7%, «el peor desempeño de los mercados europeos», según la asociación de concesionarios Federauto, que acusó unos incentivos a la demanda ineficaces –como en España–.
Un país que se ha coronado como uno de los ejemplos a seguir en transición eléctrica es uno de los mayores productores de petróleo de Europa: Noruega. En 2022, cada uno de sus 10 modelos más vendidos se trató de un cero emisiones y un 79,8% de las matriculaciones se correspondió con este tipo de propulsor. El líder de ventas fue el Tesla Model Y, con 17.356 ventas.
Noruega ha aplicado un sistema de incentivos ingenioso en el que los híbridos y eléctricos están exentos del IVA (25%), así como de la tasa de emisiones de CO2. Sin embargo, el Ejecutivo ha introducido un nuevo gravamen en función del peso, para desincentivar la venta de modelos grandes.
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