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Viernes, 28 de agosto 2015, 10:47
Ignacio Morata era el cura de Espiel, un municipio situado en la provincia de Córdoba, hasta que la imputación de un delito de abusos sexuales, obligó al arzobispado a impedir que siguiera ejerciendo en la iglesia de la localidad.
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Sin embargo, y a pesar de habérsele interpuesto una orden de alejamiento sobre la menor, de sólo diez años, y de tener otro juicio pendiente, Morata vuelve a ponerse tras un altar, esta vez en un pueblo distanciado de Espiel por apenas 30 kilómetros, Villanueva del Duque.
La noticia ha sorprendido e indignado a los vecinos de ambas localidades, que no dan crédito a lo que está sucediendo, pues ni siquiera se han cerrado aún los procedimientos judiciales que el sacerdote tiene pendientes.
Además, éste no es el primer problema de Morata con la justicia, ya que durante los noventa pasó seis años en la cárcel por pertenencia a un grupo terrorista, que atentaba -entre otros- contra políticos y clínicas abortistas.
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