Ni el que el Rey pronunciara sus palabras ante la Asamblea General de la Naciones Unidas, en Nueva York, en las que alentaba a las fuerzas políticas a que «superaran la compleja coyuntura» que se vive en España, ha sido suficiente para que se dieran por aludidos quienes tienen en su mano forzar el diálogo y el entendimiento y evitar el descalabro de acudir a unas terceras elecciones. La situación se complica todavía más en la jaula de grillos en la que estamos instalados.
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