El inesperado fallecimiento este miércoles de Rita Barberá, bautizada como la alcaldesa de España, ha sacudido a toda la clase política. Y el de Fidel Castro, padre de la revolución cubana, más cercano dada su avanzada edad, a todo el mundo. Establecer comparaciones sobre ambos no tiene sentido, salvo en la coincidencia y en que a los muertos hay que respetarlos y cualquier comportamiento contrario es inhumano. Al líder cubano se le reprocha la falta de democracia y libertades en aquel país con la existencia de presos políticos y la pobreza y miseria que ha reinado en la isla con un desfasado régimen comunista. En cuanto a Rita Barberá, representó la voluntad popular durante casi 25 años, gracias a las mayoritarias victorias electorales, y fue capaz de transformar Valencia.
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