El juez sostiene que Karim pretendía matar a los seis guardias civiles a los que arrolló en Barbate

El juez observa en lo sucedido el animus necandi (dolo de matar) y la alevosía, ya que la embarcación que pilotaba Karim -como él mismo ha reconocido- triplicaba en tamaño y peso a la zodiac en la que se desplazaban los seis agentes. Además de ser consciente de la posibilidad de producir la muerte de todos ellos, el investigado se marchó del lugar, dejando a los guardias civiles heridos en el mar.

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Melchor Sáiz-Pardo / Juan Cano

Para el instructor, los hechos serían constitutivos de dos delitos consumados de asesinato, otros cuatro en grado de tentativa, otros seis de atentado agravado a agente de la autoridad, un delito de contrabando -por las características de la narcolancha que pilotaba, prohibida por la legislación española- y un delito de pertenencia a organización criminal, dado que la embarcación pertenecía a un «jefe», como indica expresamente el auto.

El juez recuerda las altísimas penas de cárcel que comportarían cada uno de los delitos investigados en el caso de recaer sobre él una condena y advierte del riesgo de fuga del investigado, teniendo en cuenta que es marroquí, «país que no concede la extradición de sus nacionales», y pilota embarcaciones de alta velocidad facilitadas por la organización a la que supuestamente pertenece, lo que le permitiría huir de España.

Además de ese peligro de sustraerse a la acción de la Justicia, el instrucción considera que, de haber quedado en libertad, Karim podría influir en las declaraciones de otros testigos o eliminar fuentes de pruebas en el caso.

Aunque su defensa no se opuso a la medida de prisión, el abogado que lo representa pidió que se valore el «esfuerzo» realizado por el detenido, teniendo en cuenta que se ha entregado a la Guardia Civil, ha reconocido los hechos y ha colaborado con las autoridades. También solicitó que ingresara en la prisión de Algeciras.

El letrado aludió a que el suceso de Barbate fue un accidente, extremo sobre el que también se pronunció el propio investigado, quien manifestó ante el juez que su intención nunca fue causar la muerte de nadie. Dijo que estaba dispuesto a ayudar y a «reparar el daño».