Pedro Sánchez sigue intentando apagar el fuego creado por su decisión de ceder a la exigencia de Junts de delegar a Cataluña las competencias sobre inmigración, en un intento desesperado de evitar, el pasado miércoles, un gran revés parlamentario. El presidente del Gobierno ha ... garantizado hoy que en ningún caso se delegará a la Generalitat el control de las fronteras y la lucha contra la inmigración irregular, que es una materia «residenciada» en la Administración General del Estado y ha argumentado que de lo que se trata es de «coordinarse» mejor con las comunidades autónomas que tienen competencias de integración.
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Junts dejó claro la semana pasada que aspiraba a decidir sobe los flujos y sobre la expulsión de inmigrantes reincidentes. Sánchez ya apuntó ayer, en una entrevista en 'El País', que esas expectativas se verán frustradas y esta mañana, en una entrevista en RNE, ha insistido en rebajar el alcance de lo pactado, que, por otro lado, ni siquiera ha sido claramente definido en ningún documento. El Gobierno lleva cuatro días argumentando que lo único acordado es que se redactará una ley orgánica que deberá tener el visto bueno de todos sus socios parlamentarios.
Sánchez ha alegado que, una vez alcanzado el pacto europeo sobre inmigración, el pasado diciembre, hay que «revisar muchas de esas políticas para hacerlas más eficaces y solidarias». «Por ejemplo, hay comunidades autónomas que recogen en sus estatutos todo lo que tiene que ver con la autorización inicial del empleo, siempre en coordinación con el permiso de residencia que puede dar la Administración General del Estado», ha apuntado.
En lo que se ha mostrado menos claro es en la capacidad que podría tener la Generalitat para decidir sobre el reparto de inmigrantes irregulares que el Estado realiza ahora en el conjunto del territorio español. Sánchez ha subrayado que habrá que ver «cómo podemos reordenar un debate siempre vidrioso» como el de la acogida de inmigrantes «especialmente menores», pero ha defendido que «si uno mira los datos Cataluña es una de las comunidades más solidarias».
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Cataluña está ahora, sin embargo, gobernada por ERC que, como otros partidos de izquierda, lleva días advirtiendo de las actitudes xenófobas en las que incurre Junts. El presidente del Gobierno ha echado balones fuera y ante la pregunta de si no le da vértigo poner en manos de un partido así una materia tan sensible ha replicado: «Creo que quien ha incorporado un partido xenófobo es el PP con la ultra de Vox. Yo escuché al secretario general de Junts decir que no son un partido xenófobo».
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El jefe del Ejecutivo también ha tratado de quitar hierro a la situación de debilidad escenificada en el agónico pleno de la semana pasada y ha argumentado que toda Europa vive una época de «mayorías fragmentadas» que obligan a intensificar el diálogo. Y frente a quienes, en su propio partido, temen que el partido de Carles Puigdemont les lleve a un callejón sin salida, Sánchez ha esgrimido que es una «gran ventaja» que participe del debate político. «Con Junts estamos viviendo el mismo debate que tuvimos con Bildu, pero que se incorpore a la democracia española, a tener posiciones constructivas en la gobernabilidad, es una buena noticia», ha dicho incluso.
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