Pedro Sánchez anunció el pasado 4 de septiembre, en su primera intervención pública del nuevo curso político, que abriría una ronda de encuentros con todos los presidentes autonómicos, la mayoría de ellos del PP, pero no solo. Este viernes, la Moncloa ha anunciado que ya ... se han iniciado los contactos para cerrar esas reuniones y que estas se tratarán de concretar conforme al orden de aprobación de los estatutos, un criterio institucional clásico, que coloca a la cabeza de la lista al 'lehendakari', Imanol Pradales y al nuevo presidente de la Generalitat, Salvador Illa, seguidos del presidente de la Xunta de Galicia,, Alfonso Rueda, y del también popular presidente de Andalucía, Juanma Moreno.
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En los próximos días se pretenden cerrar tanto la fechas como el contenido de las reuniones, pero la intención del Ejecutivo es que estas comiencen tan pronto como la semana próxima. El movimiento del presidente busca, en buena medida, no perder la iniciativa política en un momento complicado de una legislatura que nunca ha sido fácil.
Con el debate de la financiación autonómica abierto en canal a raíz del pacto suscrito por el PSC y ERC en el que se apunta a la concesión de una suerte de concierto fiscal similar al vasco para Cataluña y el Gobierno constreñido en su actividad legislativa por la dificultad de mantener cohesionada la heterogénea mayoría parlamentaria, estas citas pueden ayudar a transmitir que el engranaje gira.
Sánchez ya logró, de hecho, abrir una grieta en el PP con el mero anuncio de su intención de hablar con todos «una vez -dijo- culminados los procesos electorales en todos los territorios». La presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Ayuso, llegó a plantear un boicot. «Hay una estrategia de intentar comprar a las comunidades autónomas del PP con dinero para dividirnos, para blanquear la ruptura territorial que se está pergeñando y para que el PP y la postura de su líder, Alberto Núñez Feijóo, se diluya», argumentó cuando ya otros barones habían recibido como una buena noticia la posibilidad de defender sus posiciones en la Moncloa.
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Feijóo subrayó finalmente, tras un encuentro con todos los líderes territoriales de su formación pensado, precisamente, para tratar de evidenciar unidad interna, que lo que no harán los presidentes autonómicos populares será negociar bilateralmente la financiación, porque «lo que es de todos se debe negociar entre todos», pero dejó claro que cada uno de ellos decidiría libremente sobre si responder o no a la llamada de Sánchez.
Los distintos presidentes del PP coinciden en la defensa de la multilateralidad, pero sus posturas son dispares tanto en lo que afecta a la reforma del sistema como en lo que se refiere a la quita de deuda que el Gobierno prometió a Cataluña en sus pactos de investidura con los independentistas pero que ofrece extender a otros territorios.
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