Pedro Sánchez no está dispuesto a volver a regalar a la oposición una mínima muestra de debilidad, después de aquel encierro de abril que no entendieron ni muchos de los suyos. Los problemas se acumulan para el Gobierno, que no ha vivido ni una semana ... de tranquilidad desde el inicio del nuevo curso político. Pero ayer desde Bombay, en el marco de su viaje oficial a India, el jefe del Ejecutivo se esmeró en transmitir una profunda calma y, pese a la nueva imputación de su esposa, la crisis profunda a la que han abocado a sus socios de coalición la revelaciones sobre el comportamiento violento y machista del exportavoz parlamentario de Sumar, Iñigo Errejón, y los avances en el 'caso Ábalos' , vaticinó no ya que agotará la legislatura, sino que seguirá al frente del país más allá de 2027.
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El jefe del Ejecutivo y Begoña Gómez acumulan ya varios reveses en su intento de enterrar la causa abierta hace seis meses por el juez Juan Carlos Peinado. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) rechazó recientemente tanto la querella del presidente como la de su esposa por «prevaricación judicial» contra el magistrado, y la Audiencia de Madrid avaló la investigación de éste sin más limitaciones que el rescate de Air Europa. Pero el Gobierno no se apea del discurso de que el juez «pedalea en la nada» y cree haber logrado instalar entre su electorado el marco de que todo el caso responde a una burda cacería política. Por eso Sánchez hizo hincapié ayer en que la nueva decisión del juez surge de otra querella de la «ultraderechista» Hazte oír. «El tiempo pondrá las cosas en su sitio», auguró. «De donde no hay nada nada se puede sacar».
El impacto que pueden tener los casos del exministro Ábalos y de Errejón, cada uno con sus particularidades, preocupan más que lo que ya han bautizado como 'caso Peinado' en el Ejecutivo porque afectan a dos cuestiones muy sensibles y de las que el presidente siempre ha pretendido hacer bandera: la lucha contra la corrupción y la batalla por la igualdad de las mujeres. Así y todo, los socialistas se aferran a que de aquí a que haya que convocar elecciones hay tiempo para que el espacio a su izquierda se recomponga y para mitigar el daño del 'caso Koldo'.
Entre tanto, martillean con que ningún partido está libre de que en su seno surja un caso de corrupción o violencia machista, pero que lo que distingue a unos de otros es cómo se responde cuando se producen. Y, a pesar de las acusaciones cruzadas y los reproches entre las distintas formaciones que componen la plataforma con la que Sumar se presentó a los comicios, Sánchez volvió a calificar ayer de «contundente» la actuación de sus socios contra Errejón y dio por buenas las explicaciones que el lunes ofrecieron en sendas ruedas de prensa la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y la ministra de Sanidad y líder de Más Madrid, Mónica García. «Mi confianza es total», remarcó.
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Los escándalos de Ábalos y Errejón no pueden, efectivamente, provocar la caída del Gobierno en el corto plazo, pero es cierto que para llegar a 2027, como pretende, Sánchez tiene que lograr superar aún la gran prueba de fuego que supondrá la votación de los Presupuestos Generales de 2025, retrasados 'sine die' precisamente por falta de apoyo parlamentario. El Gobierno sostiene que, incluso si no lo consigue, el presidente puede seguir adelante sin convocar elecciones, pero es consciente de que, lo que en última instancia se dilucida en esta partida, es si todavía tiene o no la confianza de la Cámara que permitió su investidura.
Junts, con quien los socialistas no han parado de negociar desde que en septiembre obligó a retirar la senda de estabilidad, no ha dado aún el visto bueno a los objetivos de senda y déficit con los que se elaboran las Cuentas; y Podemos, avalado por sus bases, ha supeditado su apoyo al futuro proyecto a dos condiciones que los socialistas tachan de «inviables»: la ruptura total de relaciones con Israel y la rebaja por ley del precio de los alquileres en un 40%. Pero Sánchez se mostró optimista. «Hay un Congreso con una mayoría parlamentaria, difícil, compleja sin duda alguna, que nos va a exigir a todos negociar hasta el último minuto –reconoció–. Pero que saca adelante las cosas».
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En Mocloa argumentan que la realidad económica les sostiene y que, vista con perspectiva y sin la ansiedad de lo inmediato, hay razones para estar tranquilos. «La estrategia del PP resulta delirante y ridícula», aducen. Sánchez presumió ayer de que España «es el país que mejor lo está haciendo de Europa» en un escenario internacional muy complejo e insistió: «Las izquierdas se volverán a presentar y volveremos a ganar y seguiremos gobernando. Ya veremos si me presento contra Feijóo –añadió en un dardo contra el jefe de la oposición– u otro líder o lideresa».
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