Después de cuatro décadas celebrando la Navidad en el corazón de Granada, la familia formada por Ana Yudes, Víctor Blanco y sus dos hijos ha cambiado el Albaicín por Norteamérica para vivir unas fiestas de película. Este año festejarán una Navidad «muy diferente» en Madison ( ... Wisconsin, Estados Unidos), donde residen desde julio de 2022 por motivos laborales. Con el termómetro marcando los menos diez grados centígrados desde finales de noviembre y unas copiosas nevadas, Ana y su familia se han sumergido en una sociedad americana que vive «con mucha intensidad» todas las fiestas, desde Halloween hasta Navidad, pasando por Acción de Gracias. Aunque estos días «se echa muchísimo de menos al resto de la familia», los granadinos han decidido centrarse en «disfrutar de una Navidad distinta» y exprimir a tope los festejos a 6.973 kilómetros de Granada.
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Ya desde agosto se respira el espíritu navideño en Estados Unidos, según cuentan Ana y Víctor. «Llevamos viendo jolgorio navideño desde verano. Aquí las decoraciones se venden desde muy pronto, porque la gente se vuelca en la decoración», narran. Los granadinos explican que en Madison «hay una especie de competición para ver quién decora mejor la casa» por Navidad, además de por ver «quién se viste de forma más original, quién tiene el pavo más grande o quién tiene más caramelos y dulces».
Aunque en España también solemos anticiparnos varias semanas a las fiestas navideñas, Víctor y Ana cuentan que en Estados Unidos es todo «mucho más exagerado», ya que hay árboles de Navidad disponibles en las tiendas desde verano. «A partir del 1 de noviembre, una vez pasado Halloween, todo se convierte en cien por cien navideño», explican. Según añaden, el consumismo se deja notar mucho por las fiestas en Norteamérica. «Hay un consumo muy grande. Lanzan mensajes de que hay que comprar decoración porque se gasta. Es una estrategia. Van retirando los productos de las tiendas para que consumas. Lo viven todo de forma muy intensa», puntualizan
En Madison, la Navidad se celebra casi en cada rincón. «Hay iluminaciones navideñas en parques y zonas comerciales casi a diario. Llevamos semanas viendo muchísimas luces y música navideña por todos los sitios», explican Víctor y Ana. Eso sí, ni rastro de los villancicos como los conocemos en España. La Navidad en Estados Unidos «no es como en el Albaicín», donde se cantan «villancicos hasta las tantas». «Aquí la música navideña no tiene motivos religiosos, y las fiestas de estas fechas se entienden más por juntarse para comer cosas muy grasientas, pero sin la típica sobremesa andaluza», cuentan.
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Esa ausencia de motivos religiosos es la tónica en Madison, donde el villancico es más «al estilo Mariah Carey» y los típicos belenes brillan por su ausencia. «El otro día en Chicago vimos el primer Belén navideño, pero es muy raro encontrarlo», destaca Víctor. Tal y como cuenta Ana, por su experiencia como profesora, esta ausencia de motivos religiosos por Navidad se justifica en la amplia diversidad que hay en el país. «En mi clase tengo catorce niños de ocho nacionalidades diferentes. Intentamos ser respetuosos con todas las religiones y culturas, por lo que no usamos el concepto navideño cristiano. Aquí hablamos de 'winter break' (vacaciones de invierno), no de Navidad», resalta.
Otra de las grandes diferencias con la Navidad andaluza es el clima. En Madison, en el medio este de Estados Unidos, hay nieve desde mediados de noviembre y el termómetro marca a menudo en invierno los menos diez grados centígrados. «Creíamos que era imposible estar en la calle con esta temperatura, pero sí que se puede. Los niños juegan igual y no tienen pereza ninguna por el frío y la nieve. En España con un poco de nieve nos quedamos en casa, pero aquí salen, bien equipados, eso sí», narra Ana. «Estamos disfrutando mucho la experiencia. Somos muy de naturaleza y estamos alucinando con cómo la naturaleza cambia entre estaciones aquí», añade Víctor. Entre lagos congelados sobre los que pasan incluso los coches, el ambiente en Madison recuerda a las películas más puramente navideñas.
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Aunque van a «echar de menos las zambombas», Víctor y Ana piensan celebrar la Navidad por todo lo alto. «Aquí la gente es muy hospitalaria. En cuanto ven que eres de fuera, se vuelcan. Son gente muy abierta con ganas de conocerte», explican. Aprovechando ese buen ambiente, este año van a juntarse en las fechas clave con unos amigos de Kentucky, con los que disfrutarán del ambiente navideño norteamericano, y quizá hasta hagan una escapada al Caribe para terminar su Navidad de película.
«Sabiendo que va a ser la única Navidad que pasemos aquí, vamos a disfrutarla. Va a ser una experiencia distinta. Tenemos nuestro corazón en España, pero hemos venido aquí por gusto y nos está sirviendo para conocer realidades de gente que ha dejado su país por una situación difícil. No es lo mismo venir por iniciativa propia que tener que irte queriendo mucho a tu país. Somos unos privilegiados», sentencian.
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