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Abrevar pese a todo

La Zaranda ·

Echemos mano de Benedetti: «¿Qué les queda por probar a los jóvenes/ en este mundo de rutina y ruina?/ ¿Cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?/ Les queda respirar, abrir los ojos/ descubrir las raíces del horror,/ inventar paz así sea a ponchazos,/ entenderse con la naturaleza»

manuel molina

Domingo, 19 de julio 2020, 00:39

Una de las profesiones más demandadas después del confinamiento es la de 'diyei', alguien con dos platos de música y un mezclador, que ofrece ritmos monótonos a un elevado volumen, para que unos jóvenes muevan la cabeza de manera acompasada mientras beben en grupo. El ... invento no es nuevo, ya que nos retrotrae a milenios atrás, como recordaba en uno de sus últimos discos Jorge Drexler. Como humanos hemos tenido la costumbre de bailar en la cueva, a oscuras, venidos arriba por sustancias líquidas, sólidas o gaseosas. En mi adolescencia y primera juventud acudíamos para tal fin a un lugar que denominábamos 'El agujero negro', donde el 'diyeie' simplemente era 'el de la música'. Como ven, resultábamos muy prosaicos y poco cosmopolitas. Allí, cada uno apoquinaba lo suyo. No había necesidad de tomarse cinco o seis copas, incluso la cerveza se estilaba como lo preponderante, tan sólo con derecho a compartirse en el banco de un parque. Cuando se encendían las luces blancas, desalojábamos y los propietarios se encargaban de limpiar y desinfectar.

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