José Luis Ábalos y Koldo García. EFE
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Santos Inocentes 'made in Spain'

Ahí está la hemeroteca para ratificar que aquello que yo denunciaba hace nueve meses (en referencia al 'caso Koldo'), mis oscuros pronósticos, se ha queda corto.

Adela Tarifa

Jaén

Miércoles, 1 de enero 2025, 20:46

Acabamos de cerrar un año terrible fuera y dentro de España. Aunque hoy me limitaré a lo que se cuece dentro. En mi opinión, acabadas las fiestas, hemos de preocuparnos ante la realidad que nos rodea. Especialmente recuerdo las inundaciones de otoño que nos ha ... dejado tanto dolor e indignación a algunos. Sin embargo creo que esta España mía, esta España nuestra, a la que cantaba la inolvidable Cecilia, sigue narcotizada. Aquí ya lo soportamos todo, escándalo tras escándalo. De hecho, al escribir esta columna, que viene a cuento con la pasada festividad de los Santos Inocentes, he vuelto a leer la columna que publiqué el 28 de marzo el IDEAL titulada 'Koldos y kolderos'. Ahí está la hemeroteca para ratificar que aquello que yo denunciaba hace nueve meses, mis oscuros pronósticos, se ha queda corto.

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Es que lo que estamos viendo aquí no hay país civilizado que lo soporte. Es que no nos da tiempo a asimilar tantos escándalos seguidos. Nos asombrábamos hace nada por la cara dura del ex diputado Íñigo Errejón, un adalid del feminismo que dimitió por ser acusado de acosar a algunas mujeres. A este tipo le hemos estado pagando un sueldazo durante años, como al tal José Luis Ábalos, el custodio de las maletas secretas en Barajas de la señora Delfy y el Gobierno venezolano. Luego salió información nueva sobre tratos a favor para la primera dama y su prodigioso ascenso en la carrera universitaria, por ser vos quien sois, alegando esta señora que ella es una simple mujer trabajadora que ha debido luchar mucho para ganarse el pan, como el resto de las mujeres. Eso es lo más ofensivo que se le puede decir a la infinidad de mujeres que han padecido, y aun padecen, marginación y discriminación por no tener papás ricos ni maridos con poder político. Y luego están los voceros de «vivienda para todos», lema de la extrema izquierda, aunque sus líderes en cuanto tocan poder abandonan el pisito de protección oficial franquista que les dejaron sus progenitores para comprarse casoplones, huyendo así de la convivencia con los inmigrantes, a los que dicen proteger. El cinismo de esta gente es vomitivo. Pero acaso sean lo que merecemos.

Creo que si hay una vergüenza colectiva que nos define como lo que somos, un aprendiz de la Venezuela chavista, es la ocupación legal de viviendas ajenas. O sea, que usted pasa su vida laboral ahorrando para tener casa propia, o para invertir en una segunda vivienda que sirva de colchón a pensiones raquítica; se priva de todo para pagar una hipoteca y un día cualquiera llega un ladrón y se la roba legalmente. Además le obliga a pagar sus facturas y los destrozos que haga en el piso. Lo mismo sucede con los inquilinos-okupas. Es decir, que en este país robar a la sufrida clase media sale gratis. A los ricos nadie roba porque ellos tienen pasta para pagarse buenos abogados y convertir sus casas en un bunker, caso del chalet de los Iglesias-Montero, simpática pareja de proletarios que hace cuatro siestas acampaban en Sol dando mítines anticapitalistas. Algunos de sus colegas entre mitin y mitin plantaban allí tomateras y otras especies afines para consumo propio. Eso lo vi de cerca, nadie me lo ha contado.

De aquellos polvos, estos lodos. Y del fango de Sánchez vinieron, como conjurados por las meigas, los barrizales de la pasada Dana que mataron a más de 220 personas y han dejado en la ruina a millares de familias. Aquello estaba cantado que iba a pasar. Ya lo escribió a final del siglo XVIII un clérigo ilustrado llamado Cavanilles, similar a nuestro Deán Mazas, en su conocida 'Historia natural del Reino de Valencia' de 1795. Allí avisaba del peligro del barranco que esta 'junto a la venta de Poyo', que va casi siempre seco «salvo en las avenidas cuando recibe tantas aguas y corre tan furiosamente que destruye cuanto encuentra. En 1775 causó muchísimas desgracias en Chiva, sorprendiendo a media noche a sus vecinos y asoló un número considerable de edificios, esparciendo por más de dos leguas los tristes despojos y los cadáveres de los pobres que no pudieron evitar la muerte». Literal.

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¿Y ustedes políticos nos van a contar que con los adelantos tecnológicos actuales, con la barbaridad de impuestos que pagamos, con los sueldos y prebendas de que disfrutan. Con la corrupción que inunda los despachos y llega hasta clubs de alterne, no han tenido tiempo de atajar este desastre? Encima la culpa es nuestra por tener un coche gasoil y acelerar el cambio climático, no como el Falcon gubernamental que no contamina.

Espabilen, no sea que un día despierten los españoles y les veo escapando camino de Venezuela. Más limpiar barracos y hacer obras hidráulicas y menos viajes al extranjero. Y no pierdan tiempo legislando en favor de los violadores y ladrones cuando toca urgentemente una ley anti okupas y devolver casas y negocios a los que los han perdido en esta riada. Porque a los muertos nadie nos los va a devolver. Menos poner el ventilador para esparcir basura ajena y más limpiar su casa que huele fatal. Pero no espero milagros. Lo siento por estos nuevos Santos Inocentes españoles que confían en tales gobernantes.

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