
Nuestros tiempos recios
Hoy ya no funciona aquella Inquisición. Pero sutilmente renacen sus métodos para silenciar a quienes discrepan del ministerio de la verdad.
Adela Tarifa
Jaén
Miércoles, 26 de marzo 2025, 23:27
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Adela Tarifa
Jaén
Miércoles, 26 de marzo 2025, 23:27
Teresa de Jesús fue una de las víctimas del Santo Oficio en el siglo del Humanismo. Tuvo que pedir amparo hasta a Felipe II. Por ... suerte este monarca, que asistía encantado a los autos de fe donde que quemaba herejes, creyó en su inocencia. Tuvo suerte la Santa porque pudo haber acabado en las mazmorras inquisitoriales. Es que entonces no se admitía ni el más leve pensamiento contrario a lo que, recordando la famosa obra de Orwell, '1984' llamaríamos hoy 'ministerio de la verdad', infalible, como el papa. Ese ministerio, que dicta lo verdadero y lo falso, produce tal pánico de ayer a hoy en quienes lo padecen que hasta nombrarlo aterra. Es lo que pasaba con la Inquisición. Así Teresa de Cepeda acuñó un término ambiguo para lo innombrable: dijo que aquellos eran tiempos 'recios', de miedo, persecución e intolerancia. Porque Santa Teresa, por mucho que entendiera de unión entre cielo y tierra, era humana y le aterraba nombrar al Santo Oficio. Por si las moscas, en sus obras recurrió a la autocensura. Solo así resistió y podemos leerla hoy. Es que, por ejemplo, otra fecunda escritora de ese siglo, que fue la primera priora del monasterio de descalzas en Úbeda, discípula de san Juan de la Cruz, María de la Cruz, se vio obligada a quemar una gran parte de sus libros. Los pocos conservados hoy forman parte del patrimonio literario giennense y universal. El culpable fue su confesor, un varón fanático imbuido por las ideas de Trento. Respecto a la humildad y obediencia con que aceptó esta monja la orden de echar a la hoguera sus libros, hay que ponerse en su piel y en aquellos tiempos 'recios'.
Hoy ya no funciona aquella Inquisición. Pero sutilmente renacen sus métodos para silenciar a quienes discrepan del ministerio de la verdad. No voy a entrar en lo que está pasando en EE.UU con ese fanático que les gobierna ahora, porque solo tengo un folio. Solo me refiero en esta columna a acontecimientos próximos que nos hielan la sangre y que tienen como trasfondo la autocensura, el miedo y la aceptación sumisa de lo políticamente correcto. Ese silencio terapéutico tan peligroso. Es que hoy, como en remotos tiempos, hay miedo a pronunciar palabras tabú y a mencionar las raíces de nuestros desastres políticos. Por ejemplo, hoy para hablar de problemas relacionados con la inmigración ilegal, o de 'menas', hay que llevar lupa si no quieres que te llamen racista. Igual pasa con todos los menores de edad delincuentes, sean o no españoles, sujetos a vigilancia en centros estatales. Si alguien usa un término que no sea grato a la ministra 'Yolanda fashion', ya es facha. Y no entremos en buscar el origen de tantas actitudes delictivas graves, cada vez más frecuentes en menores, imputables en el casi todos los casos a su mala educación. Pues, aunque ocasionalmente surjan seres que nacen malvados, al delincuente se le hace. No nace.
Como soy docente experimentada tengo la plena certeza de que la inmensa mayoría de niños y adolescentes conflictivos lo son porque les amparan leyes permisivas y padres que no ejercen como tales en libertad. Es que hoy si unos padres castigan a un muchacho con cierta firmeza por su malos actos, se arriesgan a ser denunciados. Luego está el tema de tantas familias desestructuradas y los nefastos mensajes políticos, y en ciertos medios de comunicación, de extrema tolerancia hacia delitos. Todo ello agrava la violencia juvenil.
El asesinato de Belén Cortés, de 35 años, educadora social, el pasado 9 de marzo en Badajoz de manos de unos menores tutelados, es un drama colosal y un escándalo político. En condiciones normales tendría que haber provocado muchas dimisiones. Pero estamos en España. El muerto al hoyo y el vivo al bollo. Es que estos asesinos, sádicos donde los haya, tienen padres biológicos que fracasaron. Ciertamente. Pero también tienen otros 'padres políticos' culpables de ser lo que son. Ninguno de estos culpable va a pagar y a los asesinos los veremos en la calle pronto. Lo peor es que de nuevo habrá silencio social, como en los 'tiempos recios' de la Santa. De hecho casi nadie habla ya de la víctima, golpeada y ahogada por dos asesinos que hoy seguirán siendo el terror de los profesores que los tiene que soportar en centros públicos. Dicen que uno de estos salvajes, con 16 añitos, en un solo fin de semana cometió 37 delitos. ¿Ustedes creen que éste es un país 'recio', en el sentido que lo usó la Santa? Opino que sí. Es más, si fuéramos conscientes de lo mucho que huele a podrido, saldríamos huyendo. Es que aquí i te vas un finde de vacaciones te pueden robar tu casa, y si la alquilas a un Imán islámico te encuentras con un inquiokupa al que mantener. Luego, si con suerte el Imán te devuelve tu casa es a condición de que con nuestros impuestos le regalemos una vivienda social. Esto lo vimos hace pocos en un pueblo de Valencia. Así nuestros adolescentes toman nota y le dan en cada instante a su cuerpo lo que le pide, aunque para conseguirlo tenga que matar a la maestra. Y aquí no pasa nada, salvo el insoportable olor a podrido.
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