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En mi infancia había pocas televisiones en el pueblo. A mi casa llegó una de las primeras, pero veíamos solo un canal y las emisiones duraban unas horas. Se cerraba temprano la tele, con el sermón de un cura. Eso le hubiera gustado a la ... ministra Yolanda, la de los modelitos, pero quitando al cura. Ella también quiere cerrar temprano los restaurantes y todo lo que sea diversión. Ella cerraría la emisión con un mitin comunista, tipo Cuba. Aunque lo que cuento nos parece lejano, pasó hace nada. Yo lo recuerdo a la perfección.
Como aquellas noches alpujarreñas eran tan largas, sobre todo en invierno, y en mi casa se trasnochaba, antes de que llegara la TV teníamos enchufada la radio hasta tarde. Allí había hasta programas de humor, como los de 'El Zorro' y el de 'Matilde, Perico y Periquín' y bastantes seriales. Todavía recuerdo algunos y las voces inconfundibles de Matilde Vilariño y Pedro Pablo Ayuso ( ¡ojo! no confundir con ningún hermano de la presidenta de tal nombre, no vayamos a liarla más). Aun así nos sobraban horas. Por eso, tras la cena, se montaban tertulias de vecinos en torno al brasero mientras desgranábamos la cosecha de maíz; también se leía todo lo que caía a mano y se jugaba a las cartas, al dominó y al parchís.
Un buen día apareció mi padre con una caja de Juegos Reunidos Jeyper. Alucinamos todos. Otra distracción era el ajedrez. Nunca alcancé destreza en ese juego. Requiere habilidad de ubicación espacial, de la que carezco. Sobre todo para mover el caballo. Aparte, ese juego me ponía nerviosa, siempre temiendo un descuido que llevara al temido jaque mate al rey.
Si se piensa, hoy a las feministas radicales no les gustará el ajedrez, porque allí deben sacrificarse todas las piezas para salvar a un hombre; incluida la reina, que fatalmente sucumbe al fin poniéndose como diana antes de que llegue el mate al macho alfa. Sin embargo, este juego demostraba que ni la más poderosa mujer del tablero, la reina, podía evitar el final del rey cuando los demás miembros cometen errores. Sí, el mundo está lleno de simbología machista. Hasta en Francia, el país de la guillotina, el aborto libre, la revolución, la liberté y fraternité, se acuñan frases denigrantes contra la mujer: si hay alguna conspiración que conduce al desastre, se dice 'chercher la femme'. O sea, que Eva, la que instigo al Adán a comer la manzana que les echó del paraíso, es la culpable de todo. Hasta en el ajedrez
A mí me parece que en el tablero político español actual se juega una partida de ajedrez bastante peligrosa para el jefe supremo. Es que los peones caen ya como moscas, véanse las últimas municipales y las gallegas. Fueron cayendo las 'damas', que así llamábamos antes al alfiz, y algunos caballos. Ahora hasta las torres más altas se hunden. Si no me creen, contemplen al desdichado Ábalos, otrora torreón invencible, hoy chivo expiatorio que derrama lágrimas por los platós televisivos. Al menos hemos descubierto que es un pedazo de actor. Si yo fuera él, cosa impensable porque en nada me identifico con tal personaje, me dedicaría a los escenarios. A él le darían un Goya sin hacer trampas ni usar influencias esta vez. Es que en escena convence. Otra torre caída fue Iván Redondo. Yo creo que se equivocó el jefe supremo echándolo. Porque es necesario en el momento actual. Y, si Dios no los remedia, el beatifico Tezanos, que tanto me recuerda al abuelito de Heidi, tiene los días contados. Es que sus últimos pronósticos electorales ya no resisten más chistes en las redes sociales.
Pero siendo todo eso preocupante, lo peor habrá llegado cuando meta la pata hasta la ingle una mujer poderosa de este tablero. Porque, no lo duden, si con alguien se puede ensañar la plebe hasta sacarle las entrañas en directo para calmar su ira, es una mujer. Recuerden la cacería contra la valenciana Rita Barberá, por poner un ejemplo reciente. Y si esa mujer a la que hay que sacrificar tiene algo que ver con el jefe supremo, ni te cuento la audiencia televisiva.
La diana ya está puesta en la femme y los dardos para liquidarla afilados. Muy astuta debe de ser la reina de nuestra partida para salvar al su rey sin morir ella en el intento. Es que los pocos peones que le quedan están distraídos mirando hacia Bruselas, a ver si paran la siguiente puigdemonada del prófugo indultado; una torre que aún no cayó, se orienta hacia Marruecos, vigilando que el monarca hermano no tire de la manta de un móvil robado o nos monte en Melilla otra marcha verde ahora que pintas bastos por aquí; la única dama aún viva del tablero mira en diagonal más por su vida que por la del rey, pensando en aquello de «cuando las barbas del vecino veas pelar..», y al caballo que todavía puede cabalgar, renqueando, lo han mandado a comprar lanchas decentes para luchar contra los narcotraficantes que se pasean por nuestros varaderos como Pedro por su casa.
Habrá un jaque mate cualquier día y se echará la culpa de nuevo a una mujer. Seguro.
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