Granada es a las placas solares lo que Marrakech a las antenas parabólicas. El símil no es mío, me lo sugirió un amigo que había estado recientemente en Marrakech y se quedó impresionado por el caos de antenas parabólicas colocadas sin ningún tipo de norma ... ni control. En Granada y su Área Metropolitana está pasando exactamente lo mismo pero con las placas solares.
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Hace unas semanas me personé en la Oficina de Urbanismo (Antiguo GUL) para informarme sobre el tema y una amable funcionaria me dijo que no se puede hacer nada al respecto ya que no existe en Granada ninguna norma que legisle la colocación de placas solares. Ante mi cara de perplejidad añadió: «Hace un tiempo hubo un intento de hacer algo pero al final no se hizo». Me quedé pensando sobre esto último. Evidentemente si hubo un intento de legislarlo es porque se vio que existía esa necesidad y al final no se hizo por dejadez o por algún interés particular.
El resultado es que cualquiera puede colocarse en su tejado una estructura de varios metros de altura para conseguir un óptimo aprovechamiento de sus placas solares. No importa si le quitas la luz o las vistas a tu vecino que con tanto esfuerzo está pagando la hipoteca de su casa.
Todos hemos visto cómo en Granada y sus alrededores crecen las placas solares como champiñones. En muchos casos sorprende que los propietarios no tengan ningún reparo en colocarse una horrible estructura en su tejado por tal de ahorrar. Y la tendencia es que al final todos los tejados y azoteas de la ciudad y de la provincia (exceptuando centros históricos) acaben teniendo sus placas solares.
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A diferencia de otras ciudades españolas donde el problema se ha visto venir y es obligatorio que las placas solares vayan pegadas al tejado, aquí no existe ninguna norma. Poco a poco Granada está adquiriendo un aspecto descuidado, chabacano, caótico, que no debería permitirse en una ciudad que presume de ser una de las más bellas del mundo.
Hace algunos años una compañía de luz animaba a todo el mundo a colocarse placas solares usando un sugerente lema: 'La revolución de los tejados'. El problema es que las revoluciones sin control siempre acaban mal.
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Creo que es el momento de que las autoridades tomen cartas en el asunto y dejen de mirar para otro lado, porque al final miren a donde miren solo verán placas solares.
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