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Más allá de la amnistía, hay vida. Vida o lo que sea. Cómo serán de largas las listas de espera sanitarias que hasta Juanma ha tenido que reconocerlo ... , después de años aferrados al mantra de la inversión récord. Las colas no se reducen, de momento, ni con el éxodo, obligado, a la privada, de quien puede. Andalucía, desigual. El 'si no tienes padrino, no te bautizas' 2.0.
La pública sigue cerrando colegios y aulas. 25 clases menos el curso pasado en la provincia, 486 en Andalucía y 1.943 desde que gobierna el PP, sin contar las que ya se empezaron a perder con el PSOE, mientras la concertada sigue a lo suyo, según el informe del sindicato Ustea. Si, como dice la Junta, la culpa es solo de la baja natalidad, los de la privada procrean más.
Y llegó el temido Informe PISA, con los alumnos andaluces a la cola de España, sobre todo en matemáticas y lectura. El peor resultado en una década. La Consejería de Desarrollo Educativo (sic) lo achaca a la covid. O en otras regiones atacó menos el bicho o encontraron vacuna educativa.
Asuntos todos vitales y preocupantes, que no tapa ni la capa de invisibilidad a lo Harry Potter que han inventado los chinos ni la sonrisa del régimen ni la propaganda política con todas sus banderías.
Y sigue el éxodo poblacional. Los datos son desalentadores: Jaén es una las siete provincias de España que perdió población el año pasado y, junto a Zamora, la que más en términos porcentuales. En cifras absolutas, 3.429 habitantes menos en 2022, según el INE.
El ligero consuelo es que la sangría se frena algo y que la mala posición en la clasificación obedece al incremento en el país de casi 600.000 personas, que coincide con la cifra de nuevos extranjeros que han fijado su residencia en España. El problema, por tanto, es que Jaén no atrae a los foráneos, por la falta empleo y porque aquí no hay playa, dada la tendencia demográfica generalizada hacia el litoral. Hoy en día, con la baja natalidad, la esperanza está puesta en los de fuera, aunque a alguno no le guste.
Cada uno cuenta la feria según le va. Habrá que esperar a la celebración de Fitur, del 24 al 28 de enero, para verlo, pero, preparando el equipaje, al sector jienense se le han puesto las orejas pinas. Golpe de timón, mirando al mar, en el pabellón andaluz, que cambia de rumbo, que hace espacio a las doce ciudades con más de 100.000 habitantes, todas del PP menos una, apuntan los suspicaces, en detrimento, y mucho, de las ocho diputaciones provinciales. Traducido: menos espacio para el turismo rural, que tanto esfuerzo hace para singularizarse y visualizarse, mientras se apuesta por destinos turísticos, algunos de sobra conocidos.
Las diputaciones de Sevilla, Huelva y Jaén, todas del PSOE, ya se han quejado del viaje que le han dado. Del resto no se sabe. Sí se conoce la respuesta del consejero: «A Fitur se va este año a trabajar, no a hacer fiestas». ¿Y los anteriores sí? Pues llevan cinco años en el gobierno y le han recordado un corridón en Las Ventas en la edición pasada.
Buscan más protagonismo empresarial, más marca Andalucía y más turismo urbano. Muy bien, ¿pero qué hacemos con el resto de andaluces? ¿Le echamos avena solo a los caballos a ver si cae algo para los gorriones? El turismo no es solo economía, es también cultura, diversidad, naturaleza y autoestima. Y además es una opción para frenar la despoblación en el medio rural. Pedir la igualdad entre españoles está muy bien. Fomentarla entre los andaluces sería la leche.
La Federación Andaluza de Hoteles y Alojamientos Turísticos (FAHAT), a la que pertenece Turjaén, recaba información sobre Fitur y la próxima semana se reunirá. Ojalá la final viajen todos juntos y contentos.
Pleno extraordinario y urgente en el Ayuntamiento de Jaén, sin nota de prensa ni vídeo en redes, para refinanciar la deuda a cambio de otra vuelta de tuerca al plan de ajuste aprobado allá por 2012. O sea, nueva subida fiscal. A la fuerza ahorcan. Del no subirlos y, si se puede, bajarlos, al 'yo no quería me han obligado' de siempre. Todos los gobiernos locales dicen lo mismo y hacen igual. Deberían saberlo ya, antes de prometer lo que no pueden cumplir.
El Ayuntamiento está medio intervenido. Desde 2012 todos han subido impuestos. De lo contrario, el Ministerio corta el grifo de la liquidez. Lo hizo el PP (2011-2019), un 18% el IBI; lo hizo después PSOE-Cs, un 11,3%, sin contar la supresión de la bonificación, y lo hace PP-JM+, con el apoyo de los socialistas, ahora en la oposición, que conocen el paño y que en el anterior mandato recibieron el apoyo del PP en otras medidas, aunque no en la subida del IBI, que utilizó como ariete. Y tocaba elegir: ahora no se sube el impopular IBI, que está ya en la media, pero sí el impuesto de construcciones (ICIO) y el de Actividades Económicas (IAE). O sea, a los empresarios.
Y nombres propios. Ni ministros ni pedrea en secretarios de Estado o subsecretarios, pero con portavoces en el Senado (el 'popular' Javier Márquez, en Medio Ambiente, y el socialista José Latorre, en Agricultura) y Juanfran Serrano que presidirá la mixta de relaciones con el Tribunal de Cuentas. Queda la Subdelegación del Gobierno, una vez ratificado Pedro Fernández en Andalucía. Son pocos los llamados y solo uno el elegido. O sigue Cati Madueño o entra Manolo Fernández. Lo demás sería sorpresa.
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