¿Cómo hacer frente al criticado fenómeno de la posverdad? ¿qué alternativas viables cabe plantear? La respuesta a estas cuestiones ha de ser tan variada ... como las disciplinas y ámbitos sociales a los que afecta. Desde el punto de vista filosófico la pérdida de vigencia eficaz de la verdad exige una (nueva y transformada) concepción de la verdad capaz de hacer frente a la «descapitalización» que ha sufrido este valor.
A toda 'teoría' de la verdad subyace una determinada infraestructura experiencial. La degeneración de la verdad en posverdad sugiere una desaparición o abandono de la experiencia básica de aquella. ¿Ha desaparecido realmente en nuestras sociedades actuales la experiencia de la verdad?
La respuesta a esta pregunta ha de ser negativa. Existe una especie de depósito latente de experiencia de la verdad en virtud del cual hay situaciones en las que de ningún modo estamos dispuestos a renunciar a la exigencia de verdad. Por ejemplo, si vamos a instalar un GPS al coche, siempre exigiremos que lo representado en la pantalla para guiar el viaje tenga la misma estructura formal que lo que vamos encontrando en la realidad (carreteras, autopistas, cruces, desvíos, etc.), es decir, que lo mostrado en la pantalla sea verdadero. Si no fuera así, jamás lo compraríamos.
Se pueden señalar al menos tres ámbitos que forman parte de ese depósito latente de experiencia básica de la verdad:
1.– Las situaciones límite. Se trata de contextos en los que no caben ocultamientos, distorsiones o engaños. La verdad se hace manifiesta. El ejemplo típico es la muerte. Pero no es el único. Cuando alguien está todo el año preparando un examen, llega un momento en que todo ese esfuerzo se plasma en un resultado inapelable que valida o cuestiona el conjunto del trabajo realizado. Es «el momento de la verdad».
2.– Las ciencias. El trabajo científico es, entre otras cosas, la búsqueda metodológicamente controlada de nuevas verdades. Cuando las investigaciones tienen éxito una nueva verdad se hace patente (en forma de descubrimiento, de confirmación, de demos- tración, etc.) Por ello las ciencias son un nicho de experiencia de la verdad que hoy resulta ineludible para comprender nuestras sociedades.
3.– La confesión. Tiene al menos tres modos de expresión en la actualidad: jurídico, literario y religioso. El primer caso tiene lugar cuando un acusado confiesa en un juicio ser el autor de un delito. Está haciendo constar en un contexto jurídico relevante una verdad desconocida hasta el momento. El segundo modo de expresión de la confesión se produce cuando alguien escribe su autobiografía en la que confiesa acciones, sensaciones u omisiones desconocidas de su propia vida. En este sentido constituye incluso un género literario (las 'confesiones'). El tercer caso se presenta cuando se hace una confesión en el marco de un sacramento religioso. Ahí también se expresa una verdad en un contexto con características peculiares.
La confesión es, pues, la declaración y reconocimiento de una verdad en un contexto libre y voluntario. La confesión, como género literario, como acción religiosa o como declaración jurídica constituye también un ámbito de experiencia de la verdad.
He aquí tres ejemplos de experiencia de la verdad en situaciones comunes en nuestras sociedades. Estos y otros muchos que pueden encontrarse constituyen nuestro depósito latente de experiencia básica de la verdad. Explicitar y formular su contenido y hacerlo valer en los diversos contextos individuales y colectivos de nuestras vidas constituye una alternativa frente a la invasión de la actitud posverdadera.
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