Robin Williams, en una escena de la película «El club de los poetas muertos». PROMOCIONAL

Poesía necesaria

La poesía es el género literario que más se aproxima a la necesidad de expresar la vida, que es la necesidad más antigua de los seres humanos

ANA MORENO SORIANO

Jaén

Sábado, 18 de marzo 2023, 22:54

Creo que son pocas las personas que no han visto, al menos una vez, El club de los poetas muertos, la película de mil novecientos ochenta y nueve dirigida por Peter Weir y protagonizada por Robin Williams en el papel del profesor John Keating que, ... como Walt Whitman, invoca a los poetas vivos y muertos y transmite pasión y entusiasmo por la vida, por la belleza y la poesía. De vez en cuando, aparece en las redes el actor británico en el papel del profesor que sigue invitando a sus alumnos a cambiar el mundo, a no dejar de soñar, a elegir un camino, a utilizar las palabras precisas, a comprender las cosas que dan sentido a la vida y una de ellas es la poesía, esa forma de expresar lo que somos y lo que sentimos.

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María Zambrano dice que no se escribe solo por necesidades literarias, sino por la necesidad que la vida tiene de expresarse y que la poesía es el género literario que más se aproxima a la necesidad de expresar la vida, que es la necesidad más antigua de los seres humanos. Yo creo que la poesía es comunicación y conocimiento; sirve para hablar con los demás, como dice Vicente Aleixandre, para bajar a la plaza y buscarse entre los otros y fundirse y reconocerse; pero también para conocer algo que existe, según José Ángel Valente, una realidad que se revela cuando el poeta le da forma y que conoce cuando la expresa con palabras, las palabras que Emily Dickinson escribía y miraba hasta hacerlas brillar y que tienen el poder de desplegar el mundo ante nuestros ojos y de crearlo. Quien escribe poesía lo hace siempre en la tensión por conocer y por decir y, para decir, hay que elegir ese sustantivo, preferir este verbo, rechazar aquel adjetivo, conseguir las mejores imágenes e imprimir a las palabras el ritmo necesario para que todo junto sorprenda por su belleza.

La UNESCO adoptó en su trigésima Conferencia General, celebrada en París en el año mil novecientos noventa y nueve, el acuerdo de dedicar el veintiuno de marzo de cada año a conmemorar el Día Mundial de la Poesía, como una de las formas más preciadas de expresión e identidad lingüística y cultural de los seres humanos. Esa fecha es un buen momento para hacernos conscientes del inmenso caudal de vida, comunicación y conocimiento que hay en la poesía, el sentimiento que, como dice Carmen Conde, le sobra al corazón y sale por la mano; las palabras medidas y cuidadas que dan forma al sentimiento y son capaces de tocar el corazón de la gente y emocionar en la belleza, conmover en la solidaridad, hermanar en el amor y la ternura y comprometernos en la lucha por un mundo mejor.

En este mes de marzo recordamos, además, el nacimiento de dos poetas con los que tanto aprendemos y a los que vuelvo con frecuencia: Blas de Otero, que pide la paz y la palabra, consciente de que ésta queda siempre, incluso cuando todo se pierde, y Gabriel Celaya, que nos anima a salir a la calle, porque anunciamos algo nuevo, y que a mí me emociona especialmente cuando habla de poesía para el pobre, poesía necesaria como el pan de cada día, como el aire que exigimos trece veces por minuto para vivir; desde luego, si la poesía es la necesidad que tiene la vida de expresarse, volviendo a María Zambrano, es el pueblo sencillo quien más necesidad tiene de gritar su dolor y su esperanza y de admirar la belleza; así lo ha hecho a lo largo de la Historia en sus cantos, en sus himnos, en sus letrillas satíricas, en las palabras convertidas en auténticos manifiestos de lucha y de resistencia.

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Buen día, sin duda, el veintiuno de marzo para leer, recordar y actualizar los poemas que nos acompañan a lo largo de nuestra vida; para acercarnos a conocer nuevas voces poéticas y para pensar, de nuevo, en las palabras de Walt Whitman: «No dejes de creer que las palabras y la poesía sí pueden cambiar el mundo».

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