Me despido por un tiempo de los lectores de Ideal para centrarme en otras actividades y por supuesto, para reposar y reflexionar las informaciones que producen las ideas que expreso o relato semanalmente.
Lo cierto es que solo estará concluido este conflicto cuando se proclame un vencedor militar o se imponga un alto el fuego por las potencias mundiales, situación ésta poco probable dada la naturaleza y evolución del conflicto.
El pueblo palestino, desde el origen del conflicto, ha sido un beneficiado económico de su situación y ha venido manteniendo una cierta calidad de vida subsidiada como sujeto paciente del desarrollo territorial del estado de Israel, pero no se ha preocupado en asegurar una estructura político-administrativa coherente, una posición territorial definida, ni consolidar una estructura de producción solvente que le permitiera afrontar un futuro como estado independiente.
Israel, en los setenta y seis años que han transcurrido como estado independiente, basado en un modelo democrático, se ha ido configurando como una potencia económica y militar en constante expansión, gracias también a un sistema de apoyos y relaciones internacionales, consolidado por unos lazos político-religiosos y reforzado por un modelo de inteligencia, realmente sólido y eficiente, que le permite conocimiento e influencia a escala global.
Hay políticos españoles, como la vicepresidenta Yolanda Díaz, que braman con intensidad, significando que hay que expulsar a los judíos hasta el mar, desconociendo con ello, no solo lo imposible de su aspiración, sino que pueda ocurrir lo contrario. De hecho, hay una gran preocupación en los estados próximos, caso de Jordania, por si tiene que convertirse en estado de acogida de los palestinos, pero también se apuntan algunos países árabes como posibles receptores de población palestina e incluso se comenta de algunos países de África como destino de acogida. De otra parte, reclamar y reconocer un supuesto estado palestino independiente, como ha hecho Sánchez, es mas un deseo que una posibilidad real a la luz de la situación actual. No conviene olvidar que cada ataque que ha sufrido Israel ha supuesto una expansión territorial.
Independientemente de calificar el conflicto, la política del Gobierno español nos ha deparado un enfrentamiento con el estado israelita del que se derivaran serias consecuencias que irán manifestándose en el devenir del tiempo no exentas de sutileza, pero tampoco de dureza; Israel es un país occidental desarrollado, que además sabe cosas, tiene contactos y amigos, por lo que es posible que les pueda doler la cabeza e incluso el bolsillo a algunos.
Personalmente me gustaría que viniera la paz a esta tierra y que se acabara el sufrimiento de sus gentes, pero la paz está lejos y los intereses en conflicto son muchos. Pero es claro que hay que posicionarse y ello en coherencia con el conjunto de naciones donde te integras, el problema es que el Gobierno español no sabe ni donde está.
Guardo un trozo de tela decorativa que unas mujeres palestinas tejieron para un grupo de profesores europeos universitarios que intentamos llevar adelante un programa de paz para Palestina hace 28 años; tal vez fue una utopía.
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