Llevamos apenas unas pocas horas de campaña electoral y ya estoy aburrido. No voy a desconectar porque me interesa la política, pero entiendo perfectamente a aquellos que dan la espalda a los partidos políticos y pasan de los mensajes triunfalistas, las críticas partidistas y las ... promesas que difícilmente se materializarán algún día. Es más de lo mismo y se repite cada cuatro años, el problema es que no solo son elecciones locales, las hay autonómicas, nacionales y europeas, es decir que cada poco nos vemos sometidos a un bombardeo de mensajes electoralistas la más de las veces vacíos que conducen irremediablemente al hartazgo de la mayoría de aquellos que no son parte y no se juegan nada en las mismas. Pero es que en los últimos años no hay campañas electorales únicamente sino que las precampañas cada vez son más largas y corremos el peligro de que comiencen en el momento de cerrar las urnas y se prolonguen hasta una nueva campaña electoral.

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En fin, que ya estamos inmersos en dos semanas intensas de mensajes electoralistas trufado de propuestas y promesas y con total ausencia de autocrítica. Además, hemos llegado a un punto en el que todo vale con tal de restar apoyos al contrario que no digo yo que esto no sea legítimo, pero que sería deseable el juego limpio entre los diferentes candidatos. De cualquier manera, me temo yo que los ciudadanos, en su mayoría, ya pasan mucho de estos procesos electorales y que sus preocupaciones van por otro lado.

El precio de la vivienda, de los alquileres, el calentamiento global, la salud, el trabajo, la cesta de la compra, la educación de los hijos y cuantos puntos quiera más son aspectos de la vida diaria que están en primer plano. Tan en primer plano que deja al discurso político muy a la zaga porque tampoco se vislumbran grandes alternativas o soluciones. Eso sí, todos los candidatos sin excepción nos pondrán sobre la mesa grandes proyectos y nos prometerán grandes obras a realizar en los próximo cuatro años si consiguen ocupar las alcaldías de nuestros pueblos y ciudades. Y nosotros acudiremos a las urnas el 28 de mayo y daremos nuestra confianza a aquel que más nos convenza o goce de nuestra simpatía.

Pues bien, las elecciones del 28 de mayo no solo son locales y autonómicas en algunas regiones sino que son la antesala de las generales que se celebrarán a final de año por lo que esta campaña se va a desarrollar también en clave nacional. Y así ha comenzado. Con grandes promesas electorales a nivel de país por parte de los partidos que no

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gobiernan y con grandes medidas aprobadas por parte de los que sí lo hacen. Me refiero tanto al PSOE a nivel nacional como a otros partidos que gobiernan en deferentes regiones. Y como la crispación política nunca ha desaparecido sino que va a más, la campaña ha comenzado con una polémica mayúscula como es la inclusión de 44 individuos que tuvieron un papel activo en ETA en las listas electorales de Bildu para Euskadi y Navarra. Una polémica que se ha arrojado a la cara al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y al PSOE por parte de la oposición alimentada, además, por la tibia, y en algunos casos nula, respuesta por parte de los socialistas. A veces olvidamos que estamos en democracia y que es legítimo que aquellos que pagaron su deuda con la sociedad y se reinsertaron en la misma recuperaron todos sus derechos porque, precisamente, esa es la grandeza de la democracia en nuestro país. Ahora bien, dicho esto, habría que ser más respetuoso con la historia porque, desde luego, todo no vale y a mí al menos me chirría. Lo dijo el lehendakari Íñigo Urkullu al afirmar que todos tienen derecho a ir en las listas electorales, pero que no hay derecho a que así sea. Y dicho esto no entiendo el silencio de algunos socialistas a pronunciarse sobre este hecho cuando se les ve rojos de ira y a punto de reventar porque no lo comparten pero callan.

En resumidas cuentas, que estamos en campaña electoral aunque a veces no estoy muy seguro de si es para las elecciones del 28 de mayo o para las nacionales. Tampoco sé si es la campaña electoral en sí, o la precampaña para diciembre. Todo ello jalonado con unas encuestas del CIS que requieren mucha agua para poderlas pasar por el gaznate. Al final lo mejor va a ser desconectar del todo.

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