Muchas veces me he preguntado la razón de ser de los políticos. Más exactamente por la función que tienen algunos de ellos, porque por mucho que lo pienso no la veo. No la veo en relación a lo que nos dan a los ciudadanos. Es ... decir, del beneficio que su trabajo nos reporta. Me refiero, sobre todo, a los políticos que pasan el tiempo en Madrid o en Sevilla. Algunos que pasan toda la vida porque no abandonan la representación por muchos años que transcurran; que se pusieron el pantalón largo cuando las urnas los colocó en Madrid y que será en Madrid donde les pongan la mortaja.
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No todos, por supuesto. Resulta que a un alcalde, un concejal, un diputado se les ve el trabajo que hacen porque es algo cercano, porque son conocidos y porque, por lo general, descienden al suelo que pisamos los demás. Pero ¿y los parlamentarios andaluces, diputados nacionales o senadores? Me temo que esos van más por las alturas como si de drones políticos se tratasen. Porque salvo honrosas excepciones (y no me vienen más de dos o tres a la mente) son unos absolutos desconocidos. Casi que no me atrevo a desafiarle a que me diga dos o tres nombres de parlamentarios andaluces, dos o tres de diputados nacionales o uno o dos de senadores que hayan sido elegidos en Almería. Yo la encuesta esta la fallaría, sin duda y eso que me tengo por una persona informada que sigue la actualidad al día.
Decía antes que nuestros representantes locales pueden ser más conocidos porque los vemos y porque son los encargados de llevar a cabo la política local traducida en proyectos que podemos palpar. Pero ¿y los nacionales? De estos poco se sabe porque cuando vienen a Almería se limitan por lo general o en un porcentaje elevadísimo de sus viajes a dar ruedas de prensa que en el fondo no suponen sino continuar con el trabajo que hacen en Madrid o Sevilla que no es otro que seguir haciendo oposición al partido que gobierna o vender las excelencias del gobierno si del partido que sustenta al ejecutivo se trata. En el fondo, y ya lo escribí alguna vez, no dejan de ser la claque que aplaude al que gobierna o la que abuchea y silba a ese mismo gobierno.
Y así es fácil caer en la demagogia política. Es fácil, sobre todo, cuando uno se pone unas anteojeras para no ver lo que hay a su alrededor. Viene todo esto a colación de unas declaraciones que leí no hace muchos días de Miguel Ángel Castellón, coordinador general del Partido Popular de Almería y senador. Este último cargo es destacable porque abunda en todo lo escrito con anterioridad. Castellón lamentó la decisión del gobierno de Pedro Sánchez de subir el IVA en productos básicos como el pan, los huevos, la leche o el aceite de oliva y aprovechó para recordar al ejecutivo que lo único que está consiguiendo es «asfixiar a las familias que aún no han recuperado su poder adquisitivo y que en pocos meses están siendo sableadas por el sanchismo con continuas subidas de impuestos que afectan sobre todo a los más vulnerables». Y decía más lindezas como que la cesta de la compra se hacía «inasumible» con la subida del IVA para muchas familias que tenían que acudir a «las colas del hambre» para terminar exigiendo al Gobierno sanchista que rebaje «su afán recaudatorio y tome medidas que alivien el bolsillo de los ciudadanos, en lugar de dedicarse a saquearlos».
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La verdad es que es más que loable que el senador se preocupe por la economía doméstica de los almerienses y las situaciones de vulnerabilidad que se están produciendo por culpa de la política fiscal del gobierno socialista. Y digo yo que el senador vivirá en Madrid y que poco o nada efectivo es a la hora de coordinar al Partido Popular de Almería porque de lo contrario sabría que este año el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) ha subido en la capital un 25% de media con respecto al año pasado. También sabría Castellón que el agua tendrá un incremento el año próximo del 35% y que la tasa por recogida de basuras también aumentará.
Y si fuera un buen coordinador general del Partido Popular de Almería, Miguel Ángel Castellón, tendría que saber sin lugar a dudas que el PP acudió a las urnas en mayo de 2023 tras una campaña electoral en la que anunció que no subiría los impuestos. Lo que tendría que explicar Castellón es si la vulnerabilidad a las familias almerienses solamente les llega por política fiscal nacional, mientras que la local es 'pelillos a la mar'. O lo mismo es que Miguel Ángel Castellón es un mal coordinador general del PP de Almería y, sin embargo, es un excelente político nacional y parte determinante de la claque de Núñez Feijóo.
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