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El otro día iba paseando por la ciudad y me dio por pensar en el gran cambio que va a experimentar la capital en apenas dos o tres años. Una transformación de la que nos vamos a poder sentir orgullosos y que supondrá un buen ... atractivo para quienes nos visiten. Llegué a Almería en 1985 y entonces la capital era una ciudad acogedora a la que le faltaba de todo. Tenía la Alcazaba y la catedral, pero poco más. Una ciudad sin grandes ambiciones, pero sobre la que había que actuar para transformarla y hacerla más atractiva. Habían pasado ya los años de destrucción de un casco histórico que echaremos siempre de menos y de aquellos que solo vieron dinero en un crecimiento urbanístico desmedido y sin freno. Y la construcción del Paseo Marítimo y la espectacular transformación de la rambla fueron las dos grandes obras con las que Almería comenzó a transformarse. Todo aquello fue gracias a la visión de futuro de los que en esos momentos gobernaban la ciudad. Y digo que todo ello fue gracias a quienes nos gobernaban entonces y a quienes dirigen la ciudad ahora porque entre los pasados y los presentes nos van a dejar una ciudad diferente.
Porque si lo pensamos bien la ciudad está cambiando profundamente y en dos o tres años vamos a disfrutar de unos atractivos inmejorables. Y digo en dos o tres años porque la joya de la corona llegará con el AVE. Cuando Almería esté bien conectada, cuando sea fácil y cómodo llegar y salir de ella, se va a convertir en un lugar en el Mediterráneo de obligada visita al que todo el mundo querrá venir. Porque no es lo mismo tener que viajar en coche particular, en autocar, en unos aviones de precio abusivo o en un tren que no se sabe nunca si llegará a su destino sin contratiempos. La llegada del AVE a una nueva estación circulando soterrado para luego salir a la superficie marcará un antes y un después. Porque ahí mismo nos va a esperar el Cable Inglés, una obra plena de atractivo que se ha convertido ya en visita obligada para quienes nos visiten y para quienes vivimos en esta ciudad. Pero es que para cuando llegue el AVE (y esperemos que sea en 2026 como dicen o como muy tarde a primeros de 2027 como nos maliciamos la mayoría), se habrán terminado ya las obras en la Plaza Vieja a la que se asoma un nuevo edificio municipal recién remodelado y que hay que visitar porque merece la pena. Pero además, entonces tendremos terminado y en uso el Paseo de Almería, ese gran eje de la ciudad peatonalizado y en el que se van a plantar tantos árboles que solo nos faltará Tarzán y las ardillas. En ese entorno vamos a disfrutar del Parque de la Hoya, de la Alcazaba, del Mesón Gitano, del Cerro de San Cristóbal con nuevos accesos que se abrirán antes de Navidad, de un casco histórico remodelado donde dará gusto pasear y disfrutar de la buena gastronomía almeriense.
No me gustaría que al final esto parezca un publirreportaje (ya les digo que no escribo por encargo), pero es que pensando, pensando los cambios van a ser espectaculares y a mejor. Porque ahí en el casco histórico tenemos también la Catedral (que esa ya estaba), el Centro Andaluz de la Fotografía y ahora el Museo del Realismo Español Contemporáneo tan atractivo en el edificio que lo alberga como en las colecciones que hay en su interior. Y lo que todavía no se vislumbra es cómo estará en ese tiempo el proyecto del Puerto Ciudad que promete también transformar la fachada marítima de la capital.
Aunque todo no puede ser bueno, porque también hay peros e inconvenientes. Dos de los problemas más graves que afectan a esta ciudad es un deficiente mantenimiento de aquello que se lleva a cabo y una falta grande de conciencia de los ciudadanos que no saben cuidar las cosas y que, incluso, a algunos les va la marcha del vandalismo. Si conseguimos un correcto mantenimiento y un mayor respeto por nuestras cosas todo nos irá mejor. Y si ya puestos somos capaces de mejorar la limpieza, el transporte público, las pésimas condiciones de muchos barrios, si nos da por utilizar menos el coche, conseguir una ciudad de 15 minutos de verdad, tener una conciencia más sostenible con mayor porcentaje de reciclaje… si de verdad conseguimos todo eso Almería se convertirá en una ciudad imparable.
Y ya puestos, si trabajamos en conectar el tren al puerto para convertirnos en una plataforma logística entonces nuestra economía se disparará. Y si, además de todo lo anterior, somos capaces de recuperar el Parque del Boticario y el del Andarax, entonces vamos a ser de los ciudadanos más felices del país. Porque el Cabo de Gata ya lo tenemos y nuestro Mediterráneo también. Y no, no es un publirreportaje aunque pudiera parecerlo.
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