Puerta Purchena

¿Libertad o tiranía?

«Un estudio de la Open Society Foundations recoge que el 42% de los jóvenes menores de 36 años cree que las dictaduras militares son mejores formas de gobierno y un 35% asegura que preferiría vivir en un régimen civil pero autoritario»

Ángel Iturbide

Periodista

Domingo, 22 de septiembre 2024, 00:21

Hace unos meses se generó una agria polémica entre quienes decían que vivíamos en una democracia plena y quienes pensaban lo contrario, que a la democracia tal y como la conocemos hoy le faltaba mucho para ser plena. Ahora que tanto se habla de la ... regeneración democrática, al igual que de ella hablaron Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero o Mariano Rajoy, lo mismo no estaría de más analizar el estado real de nuestro sistema representativo o, mejor aún, de la percepción que los ciudadanos tienen de sus regímenes democráticos. Porque lo mismo no es tanto cosa de información o desinformación, de noticias veraces o bulos; sino que a lo mejor hay que fijar la vista en nuestro sistema democrático y en lo que sus principales actores, los partidos políticos, están transmitiendo a la sociedad.

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Un estudio de la Open Society Foundations recoge que el 42% de los jóvenes menores de 36 años considera que las dictaduras militares son mejores formas de gobierno que la democracia y un 35% asegura que preferiría vivir en un régimen civil pero autoritario sin división de poderes ni un sistema parlamentario efectivo. Bien es cierto que el estudio se realizó a nivel mundial y que no es lo mismo vivir en Europa que en el continente americano, en África o en Asia. Ahora bien, no deja de ser alarmante que las generaciones Z y Milennial vean más atractivo en una dictadura que en un sistema en el que participan directamente con sus votos los ciudadanos. Y aquí creo yo que tenemos que ver mucho todos nosotros y en especial quienes nos gobiernan y quienes ejercen la oposición al que gobierna. Por eso no estaría de más analizar los momentos que vivimos. El desencanto hacia el presente y la frustración al futuro están presentes en los jóvenes lo que les hace desconfiar de la democracia y girar la vista hacia aquellos que, se supone, solucionarán el problema a golpe de corneta o de sable.

La inseguridad de un joven hacia lo que le va a deparar el futuro próximo es grande y ningún partido ni gobernante han sido capaces de aclarar ese futuro y asegurarles una mínima estabilidad a medio-largo plazo. Ahora mismo estamos sumidos en graves problemas como el de la vivienda, los alquileres, la falta de trabajo y su calidad, la sanidad, los bajos sueldos, los contratos precarios, las escasas salidas profesionales tras abandonar la universidad a pesar de que nunca ha habido tanta formación como ahora, etcétera, etcétera y nos hemos acomodado en la bronca política. Así, es

imposible que los jóvenes tengan expectativas de futuro por lo que se dejan caer en el error de pensar que una dictadura militar o un régimen civil autoritario es la solución. Lo peor de todo es que viéndolo desde la distancia hasta puede que tengan razón.

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Los que sí hemos vivido una dictadura militar sabemos que esa no es la solución. Posiblemente las generaciones jóvenes no caigan en la cuenta que una dictadura conlleva la suspensión de las libertades individuales y colectivas y en este país hemos padecido mucho su falta y hemos luchado más para reponerlas. Girar la vista a la dictadura de Franco pone los pelos de punta y pensar en ella como en la solución a todos los problemas, aterra. Pero es que no solo hemos fracasado en las políticas sociales desde nuestro sistema democrático, sino que también hemos fracasado en trasladar a los jóvenes que este país estuvo casi cuarenta años sin futuro y aislado a nivel internacional y que la dictadura franquista solo nos sirvió para hundirnos como país y como sociedad. Por eso mirar al pasado de la mano de aspirar un régimen dictatorial, un régimen tiránico, es retroceder en el tiempo y condenarnos al aislamiento.

Pero lo mismo que no hemos sabido trasladar lo que fue nuestra dictadura a los jóvenes también lo hemos hecho al no defender nuestros valores democráticos de tolerancia, igualdad, libertad, dignidad y respeto a los demás y de ese estrepitoso fracaso han resurgido con fuerza los movimientos fascistas, nazis y de ultraderecha.

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La democracia, de momento, goza de buena salud pero a medio plazo los males que la aquejan pueden agrandarse y de ello solo seremos responsables la sociedad en su conjunto por no saber defenderla y nuestros gobernantes y no gobernantes por no ser capaces, entre todos, de abrir un futuro ilusionante de cara al futuro de todos nosotros y, sobre todo, de aquellos que peor lo tienen que son los que ahora son jóvenes y que en unos años serán quienes nos gobiernen y no podemos obviar que un 42% cree que una dictadura o un régimen civil autoritario es la mejor forma de gobierno.

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