A mí que la gente piense lo que le dé la gana como que me da igual. Y si lo puede manifestar en público y abiertamente, mucho mejor, es una muestra más de que nuestro sistema democrático funciona. Ahora bien, todo debe tener un límite, ... tanto en la forma en que se dicen las cosas como en los lugares donde se hace. Y un límite aún mayor que no es otro que el de la coherencia. Porque como se suele decir hay gente que afirma una cosa y la contraria. Bueno, eso es una frase hecha más de las muchas que se ponen de moda en un determinado momento y se repiten hasta la saciedad. Y aún defendiendo la libertad de expresión eso no quita para que haya situaciones que me produzcan vergüenza e indignación.
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Eso exactamente sentí el lunes pasado cuando el Senado, esa Cámara Alta que enfangaron sin pudor, acogió la VI Cumbre Trasatlántica organizada por la Red Política de los Valores. Sexto encuentro, aunque yo de los cinco anteriores no tengo ni idea de que se hubieran celebrado. Pues bien, una cumbre a la que asistieron personajes de todo el mundo que se proclaman antiabortistas y que, de paso, se oponen a los matrimonios entre personas del mismo sexo, así como a la eutanasia. Su presidente en España es Jaime Mayor Oreja (una persona que no sé si se ha escorado tanto hacia la ultraderecha que está a punto de precipitarse en la nada porque mas allá ya poco debe de haber o que ya era así), y que fue ministro del Interior en el primer gobierno de José María Aznar, además de candidato a presidir el gobierno vasco, diputado y eurodiputado por el Partido Popular.
El encuentro este se celebró en la Cámara Alta porque el 17 de julio la Mesa del Senado en la que el PP tiene mayoría absoluta, aunque el PSOE también tiene representación, pero alegaron que no estaba en el orden del día, así lo aprobó. Y allí que se vinieron los de la Red Política de los Valores para soltar por sus bocas verdaderas aberraciones que avergüenzan a todos menos a quienes las pronuncian. Entre tanta lindeza destaca el propio Mayor Oreja que comparó el aborto con la esclavitud, al tiempo de apoyar el creacionismo, corriente que sitúa la acción divina como origen del universo, frente a la teoría de la evolución formulada por Charles Darwin. Bueno, que cada cual crea lo que mejor le parezca y que dejen a los que no crean lo mismo en paz. Oreja tildó la evolución de Darwin, recogida en 'El origen de las especies', de relato lo que dejó a las claras que nunca ha leído la Biblia.
Me refería antes a la coherencia como un límite a esa libertad de pensamiento y de expresión que todos tenemos. Y cuando no hay esa coherencia cualquier argumento se cae por su propio peso. A la VI Cumbre Trasatlántica esta que se celebró en el Senado acudió también Lucy Akello, que es miembro del Parlamento de Uganda, y su presencia dinamitó sin ningún rubor y pudor la cumbre, además de poner de manifiesto las peores de las vilezas que una persona puede tener. Akello volvió a pronunciarse a favor de la pena de muerte para los homosexuales.
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No hay palabras, yo al menos no las tengo para plasmarlas en esta columna, para expresar lo que esa sola idea me produce por dentro. Pero claro, no es que ella verbalice semejante atrocidad, es que delante tenía un auditorio que la escuchaba con atención y que, lógicamente tendrían que compartir semejante idea puesto que no se levantaron y se fueron del lugar. Eso sí, matemos a los homosexuales, pero no sin antes ir a misa, y se supone que a comulgar, que es como comenzó la cumbre.
Decía lo de la coherencia porque, bueno, el solo hecho de pronunciarse a favor de la pena de muerte para los homosexuales ya me parece una barbaridad, pero si se tiene en cuenta que los allí reunidos consideran el aborto una tortura y un asesinato, pues poco queda ya por decir. Es que es tremendo el odio que puede reconcentrarse en una persona hacia colectivos que rechazan, al tiempo que defienden la mano de Dios en la creación del universo o acuden prestos a una iglesia para oír misa. En este caso son los homosexuales, pero hay otros colectivos a los que se les eliminaría, quizá no de facto, pero sí de pensamiento, como los inmigrantes, los pobres, los musulmanes… o todos aquellos que no nos gusten.
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Me pregunto yo si la Mesa del Senado habrá mandado fumigar el salón de plenos o, mejor aún, encargar un exorcismo porque gente que así piensa está más cerca del diablo que de ningún dios.
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