Cuarentaytantos

Con la que está cayendo se me antoja un sarcasmo celebrar la efeméride de la Constitución española, que sobrevive a duras penas ultrajada por una coyuntura política que sirve a los intereses inconfesables de quien manda. La deriva totalitaria de esta legislatura se inauguró con una puñalada trapera al espíritu de consenso que es santo y seña de la Constitución aún vigente. Contraviniendo su letra y su ánimo, tras las últimas elecciones, aquí se resucitó ese muro de frentismo que asegura un poder perpetuo.

El disolvente moral de cuanto era sólido en términos sociales, éticos y jurídicos encontró colofón en ese bodrio legislativo que llaman ley de amnistía, con el borrado de delitos cometidos por políticos a cambio de una prórroga en el gobierno. Con la misma intención se colonizan las instituciones del Estado que son valedoras del orden constitucional, convirtiéndolas de un plumazo en sucursales partidistas. Y ahora el objetivo es demoler la judicatura como última garantía del sistema jurídico. Así, se ataca a los jueces, se les vitupera por cumplir con su obligación. Y este golpe no viene de cualquiera. Son acometidas guerracivilistas diseñadas en Moncloa y que alienta el separatismo.

Menudo telón de fondo para los días en que toca celebrar el 46 aniversario de la Constitución, sorteando escándalos, putrefactos y la ira gubernamental. Por todo ello andamos preocupados muchos juristas dedicados a la materia Constitucional, pues cuando el Derecho se pervierte, éste acaba vengándose.

La última embestida que eclipsa a las anteriores y de la que mañana nadie hablará, es una necrológica de media docena de derechos fundamentales: Ahora y con normativa norcoreana, se trituran libertades individuales obligando al personal a responder mil preguntas cuando viaja y se aloja en hotel o casa rural de fin de semana, o se alquila un coche. Este nuevo desprecio a derechos básicos, lo activan para controlarte al dedillo en cuanto te meneas. Es la libertad individual capada so pretexto de prevenir el crimen organizado. Sí, usted y su familia son presuntos delincuentes, salvo que lleguen ilegalmente a España gracias a las mafias del tráfico de personas.

Sí, tras 46 años de Constitución, el envilecimiento de la política ha permitido que vuelva a campar a sus anchas la sombra autocrática, esa que retuerce la Constitución antes de anularla.

Recordemos que la democracia peligra cuando ética y política se divorcian, cuando falta vista de largo alcance y cae el rigor analítico, cuando el Derecho sucumbe al interés sectario de quien solo quiere el poder por el poder mismo.