Estábame en mi casa, resguardado de un frío no tan intenso como el que le tocó padecer al andalusí as-Santarini, que pecaba para ir ... al infierno, lugar más piadoso con los pobres humanos que Sulayr, regodeándome en pasarle la mano por el lomo, tan ancho y suave, al volumen en que Manuel Titos Martínez recoge todo lo que a sus manos llegó en verso sobre Sierra Nevada y sus relieves, empezando por el aludido poeta, nacido en 1040, hasta terminar con los nacidos en 1975, año que muchos creyeron que era del fin del mundo y de los tiempos y que, como hemos vivido, se ve que no. Murió el poeta en Almería, no sabemos de qué aunque pienso, pues tantas veces me cortó el cutis y el aliento el sádico airecillo que bajaba por el Andarax hasta Viator en el mes de enero, que pudo ser de una pulmonía o de una excesiva ingesta de vino como anuncia en los versos que el profesor Titos ofrece en tres traducciones distintas, rasgo que dice mucho de su generosidad.
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Me sacó de mis delicias el teléfono, cuyo ruido tanto me perturba y, cuando abrí de nuevo el libro, no sé si el dedo corazón o si el índice me apuntó al nombre de Lope de Vega, en concreto a la deliciosa zambra de su comedia 'Pedro Carbonero', donde los moros cantan dos versos que me atraen especialmente, «esforzad vuestros aires, / que me abraso aquí'», referencia a un calorín veraniego que Lope tal vez pudo sufrir. En otra comedia oímos que «ninguna cosa, Zulema, / de cuantas miro me agrada; / hasta esta sierra nevada / es un volcán que me quema. / Estas aguas de Genil / no pueden darme templanza» etc., versos elogiados por Baltasar Gracián por agudeza en la improporción. A los aires templados que hacen del Albaizín monte de musas y jardín de amores, los celebra Góngora en el soneto que dedica a Soto de Rojas, donde Dauro recién dilatado orla un Soto cuyas plantas Genil besa. En el clima templado de Motril me gozo con estas casi ochocientas páginas donde a lo erudito y culto se suman escenas de moros y cristianos y trovos de versadores sin nombre.
La sierra inspira y yo, como amigo de Manuel Titos, suspiro por que esta edición se agote pronto y amplíe su trabajo por lo menos hasta poetas más acá del año 2000.
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