El pasado sábado 20 de julio apareció un artículo en este mismo diario titulado «Granada, capital de la 'arqueología' musical», firmado por José Antonio Muñoz, con motivo de la presentación de una última grabación de la 'Ópera deducida de la Guerra de los Gigantes' (1702), ... del briocense Sebastián Durón (Brihuega, 1680 – Cambo les Bains, 1716).
Debo felicitar a José Antonio Muñoz por el titular de su artículo, en el que incluye la 'arqueología musical', pero desorientado y como consecuencia de lo que le informa uno de los responsables musicales que, en el transcurso de la entrevista, afirma que «no se entiende por qué obras como ésta se encuentran dormitando en archivos y han caído en el olvido de los propios músicos» y, más adelante, que la partitura «no tiene anotación alguna», faltan notas, repeticiones, introducciones… lo que le obligó a «'reconstruir', utilizando la propia partitura de Durón y los temas que aparecen en ella, y siguiendo criterios estrictamente científicos, esa parte de la obra perdida».
Con estas afirmaciones, efectivamente, estamos ante la rama de la Musicología que se conoce como 'arqueología musical', sólo que ésta «pretende entender los comportamientos musicales de la Prehistoria, la Antigüedad, la Edad Media y las culturas precolombinas, basándose principalmente en el registro arqueológico e iconográfico y, en los casos en los que es posible, en las fuentes escritas antiguas (musicales y extramusicales)», según se afirma en la Comisión de Trabajo Arqueología Musical de la Sociedad Española de Musicología. Esto es, cuando no hay fuentes monumentales musicales (partituras) o muy pocas y problemáticas.
Una práctica actual de los directores de grupos de Música Antigua en España que hay que denunciar y desterrar. Pero no es éste el caso de nuestra 'Música del Renacimiento', mucho menos de la 'Música del Barroco' y, todavía menos, de la 'Música del siglo XVIII', todos estos periodos metidos en el mismo saco de la 'Música Antigua', término que hay que eliminar de una vez y sustituirlo por las citadas denominaciones.
En el caso de la partitura de la 'Ópera escénica deducida de la Guerra de los Gigantes', que es de 1702, la precisión y cuidado de su grafía musical hacen absolutamente innecesaria cualquier manipulación y alteración de la misma. Esta partitura se conoce y comenta en la historiografía musical española desde el siglo XIX, está completa, no le falta nada y desde 1982 su transcripción musicológica, esto es, respetando absolutamente todas y cada una de las notas, se ha difundido en varias producciones y al menos en cuatro grabaciones discográficas anteriores a esta granadina que comenta José Antonio Muñoz, existiendo una edición crítica realizada por el ICCMU (Instituto Complutense de Ciencias Musicales).
De la misma manera que no se admite que ninguna versión de las obras de Juan Sebastián Bach o Antonio Vivaldi, contemporáneos de Sebastián Durón, se nos ofrezcan 'reconstruidas' y con aportaciones que no figuran en las fuentes originales, no podemos admitir esta práctica nefasta que se está dando en la recuperación de nuestro patrimonio musical, que hay que denunciar y cortar de raíz.
Un ejemplo: En 2016, año del tercer centenario del fallecimiento de Sebastián Durón, el Teatro de la Zarzuela realizó una magnífica producción de 'La Guerra de los Gigantes' y de la zarzuela 'El imposible mayor en amor, le vence Amor', ambas de Durón, utilizando las ediciones críticas del ICCMU, de las que soy autor.
Como conocedor profundo de las fuentes musicales, al escuchar la representación de las obras detecté que, en 'La Guerra de los Gigantes', se alteró por completo el aria de la muerte de Palante, 'arreglada' con otras músicas y, en 'El Imposible mayor…' el recitativo y aria más hermosa, titulada 'Quien quisiere este tesoro merecer', eran radicalmente distintos de los que figuraban en la partitura original, amén de otras sutiles modificaciones a lo largo de ambas obras.
Cuando fui a dar la enhorabuena al director, el argentino Leonardo García Alarcón, al mismo tiempo le manifesté mi extrañeza por mi desconocimiento de esas novedosas partes musicales, preguntándole por la fuente musical de las mismas, a lo que me respondió sin pestañear que «las había compuesto él», de acuerdo con el director de escena, Gustavo Tambascio (recientemente fallecido) «para conseguir mejor el agrado del público».
Increíble. Y lo que es peor, y así se lo manifesté, es que en el programa de mano se hacía constar que las ediciones utilizadas eran las del ICCMU y en ninguna parte aparecía constancia de esta grave adulteración, en la que se daba gato por liebre.
Lothar Siemens, recientemente fallecido, presidente de honor de la Sociedad Española de Musicología, me comentó que partes de esa música de 'El Imposible mayor' que había oído en la representación eran muy diferentes de la música de Durón, y podrían ser de otro autor de la época, como así se había manifestado por algún musicólogo. Cuando le informé de la realidad de la adulteración, se escandalizó profundamente, y en una sesión de la Sociedad Española de Musicología denunció esta práctica que se está repitiendo con peligrosa normalidad en los grupos españoles de Música Antigua, pero los medios están interesados ahora en otros asuntos y en otras guerras, también de gigantes (o menos).
Que no nos den gato por liebre en nuestra música Medieval, del Renacimiento y mucho menos del Barroco y del siglo XVIII.
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