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Arrodillados en el Izoard

El Tour, implacable como la vida, te tira al suelo en cualquier curva y te deja hecho un guiñapo como a Roglic este año, como a Ocaña en Menté hace cincuenta años y cinco días

Manuel Pedreira

Granada

Sábado, 17 de julio 2021, 00:19

No es verdad que la vida sea eso que ocurre mientras nos empeñamos en hacer planes. No es verdad, John. La vida es eso que pasa desde que el Tour comienza a primeros de julio en cualquier ciudad de Francia o de la vieja Europa, ... y tres semanas después termina en los Campos Elíseos con alguien vestido de amarillo y el Arco del Triunfo al fondo. En el Tour cabe toda la vida y no es una metáfora de mercadillo sino una verdad del tamaño de la espalda de Mathieu van der Poel, el nieto de Poulidor, que en primavera, en las clásicas, ataca y deja atrás al pelotón porque tiene frío y luego llega en julio a la patria de su abuelo y lo venga por fin con un amarillo que parece sacado de una lámina de Klimt.

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