Sin bajar la guardia

Editorial ·

La vacunación avanza y la actividad económica se normaliza pero hay que seguir extremando la precaución mientras continúen los fallecimientos

Viernes, 20 de agosto 2021, 23:05

España ha registrado esta semana la mayor incidencia de mortalidad por covid-19 desde mayo. Este triste récord indica claramente que no se puede bajar la guardia ante el coronavirus, que cualquier protección es poca. Cada fallecimiento más que se añada a los ya más ... de 83.000 muertos oficiales por la pandemia será un fracaso para toda la ciudadanía, porque reducir al virus es una tarea colectiva. Según datos del Ministerio de Sanidad, el 73,8% (31 millones) de los mayores de 12 años está inmunizado con la pauta completa de vacunación, y el 84,1% (35,5 millones) ha recibido al menos una dosis. Carolina Darias calificó este miércoles los avances de la vacunación como un «éxito colectivo de país» aunque el objetivo del presidente Pedro Sánchez era tener al 70% de la población total vacunada ya y sólo lo está el 65,5% del censo.

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Parece que la quinta ola, protagonizada por variantes del virus más contagiosas, ha sido encajada con menor preocupación porque, aunque todavía estamos lejos de la inmunidad colectiva, la mortalidad, aunque significativa, no tiene punto de comparación con la que se registró en las primeras etapas de la pandemia. La vacuna ha reducido menos de lo que podía esperarse los contagios pero la inmunización creciente ha conseguido que los síntomas de la epidemia sean menos severos, sobre todo en los segmentos más vulnerables de la población, los de mayor edad. Aún así, se siguen produciendo cientos de fallecimientos, la gran mayoría de personas que por una causa u otra han rechazado ponerse la vacuna.

Por ello, en esta lucha contra la pandemia cada vez hay más voces que reclaman la vacunación masiva de casi todos, incluyendo a los negacionistas, especialmente de determinados colectivos. El debate de si los no vacunados deberían ser obligados a abandonar aquellas tareas en las que puedan constituir un riesgo objetivo para sectores de población está abierto.

Tampoco debemos olvidar —ni debe hacerlo el Gobierno— que la pandemia dejará de ser una amenaza solo cuando la inmunización sea global, y ello requiere mucho esfuerzo todavía. Es claro que, aunque la actividad económica haya despegado y esta sociedad viva en un ambiente de cuasi normalidad, esta no llegará realmente hasta que exista inmunidad de rebaño. El turismo internacional, por ejemplo, sigue a medio gas, y no se relanzará del todo hasta que la covid-19 esté más controlada o sea solo un amargo recuerdo.

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