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Al burro grande todos los palos

De Buenas Letras ·

josé vicente pascual

Jueves, 5 de marzo 2020, 00:04

Cierta señora de Barcelona, muy admiradora de Gabriel García Márquez y las vivezas que se le ocurrían cuando abandonaba su domicilio en Macondo, porfiaba por cambiar la ortografía castellana para que el idioma escrito y el hablado quedasen en justo empate: suprimir la H, la ... Ll, la Q, el sonido zeta de la C y cosas así. Aduje que siendo como es el castellano lengua franca en el territorio nacional y en cantidad de países iberoamericanos, la segunda más usada en EE UU, etc., sería conveniente iniciar los experimentos en ámbitos más reducidos, donde los efectos secundarios produjeran menos colisión con la necesidad de entenderse las personas; y sugerí como medida a probatura empezar por la lengua catalana. Nunca lo hiciera, pues sufrió tanta turbación la buena mujer que los vecinos, visto el pampurrio, estuvieron a punto de avisar al 112. La lengua de Pla, por mínima y delicada, intocable como la Biblia. Faltaría más.

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