Como cabras por la arena

Puerta Real ·
Ni había comité de expertos sanitarios ni se vislumbra un plan coherente para salir del atolladero de la crisis

Esteban de las Heras Balbás

Sábado, 1 de agosto 2020, 22:37

La mejor escena de la amarga y larga astracanada que estamos viviendo, la puso esta semana ese inmenso rebaño de cabras sin pastor que apareció de repente en la playa de Las Azucenas, entre Motril y Torrenueva, escasa de bañistas. El vídeo que circula por ... las redes es la estampa de este país, la imagen verídica y exacta de que estamos como cabras, marchando al tuntún, sin rumbo, sin meta y sin guía. En este páramo de escepticismo solo me asombra que siga habiendo paniaguados y alzacolas que contra toda razón defienden la inexistente gestión de este gobierno. Pero ya sabemos que cuando se acaba el camino el necio sigue andando.

Esas cabras por la arena son una secuencia cinematográfica genial, digna del mejor Berlanga. No había mucha gente en la playa –porque eso de parcelar espacio y tiempo no acaba de calar entre el personal–, cuando comenzó el desfile caprino y alguien grabó la escena. No sé si era consciente de que estaba retratando la España de Sánchez obediente y sumisa, capaz de seguir los consejos de un comité de expertos sanitarios inexistentes. En una de sus homilías, Sánchez dijo que no se podían conocer sus nombres, porque era secreto de Estado y ha resultado ser mentira, una más en esa larga sarta de engaños de la que hemos perdido la cuenta. Hay que echarle morro para dar fe de una ficticia asamblea de sabios, cuyo portavoz sigue siendo el doctor Simón, cuyo máximo logro como 'experto' epidemiólogo ha sido negar la eficacia de la mascarilla cuando más apretaba el coronavirus y decidir su obligatoriedad en medio de una ola de calor que apenas permite respirar. Ha conseguido mejorar al escritor y humorista Mark Twain cuando definió a un banquero como «alguien que te presta un paraguas cuando hace sol y te lo quita cuando llueve».

Ni había comité de expertos ni se vislumbra un plan para salir del atolladero de la crisis. Por si quedaba alguna duda, Sánchez lo dejó bien claro en la Conferencia de Presidentes Autonómicos, en san Millán de la Cogolla. Tras conocerse el desplome del PIB en un 18,5% entre abril y junio, al presidente solo se le ocurrió decir que «nos esperan meses muy duros pero vamos a salir de esta». Como si se tratara de un pedrisco pasajero, de una tormenta de verano. Ni Franco, el perturbador de sus sueños, en los tiempos de «la pertinaz sequía» lo hubiera dicho mejor. La reunión en el monasterio riojano, que guarda la esencia del buen vino con el que castigaba su hígado Gonzalo de Berceo, tenía como objetivo empezar a repartir la pasta que Europa ha prometido que nos va a dar. Con rancho aparte con los vascos, por supuesto, porque los apoyos tienen un precio.

Comienza agosto con Sánchez en la Residencia Real de la Mareta y el pueblo sumiso en sus playas de toda la vida, sin agobios y con la neverilla azul, los filetes empanados, la tortilla y la sandía. Los ingleses ni están ni se les espera. Por no venir, ni siquiera han venido este año el mosquito tigre y la abeja asesina. Faltan menos de 30 días para que llegue el temido septiembre.