Cambalache

Cambalache es trueque, intercambio, trapicheo; es un canje de valores, una equivalencia de principios en el que todo vale, todo cabe. Y es lo que estamos viviendo en este tiempo decadente

manuel martín garcía

Domingo, 2 de mayo 2021, 01:42

«Que el mundo fue y será una porquería ya lo sé… En el quinientos seis, y en el dos mil también». Es la letra de arranque de este tango universal y nonagenario casi, que escribiera el compositor porteño Enrique Santos y popularizaran el gran ... Gardel o el gran Serrat, entre otros.

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Poco sabemos de si fue una porquería en el 506, pero la Wikipedia da alguna pista: al parecer, de ese año concreto del siglo VI se sabe que la ciudad de Dara fue fortificada como frontera contra Persia; o que un tal Pedro el usurpador fue ejecutado por gobernantes visigodos de Hispania y su cabeza, enviada como trofeo a César. Obviamente la Wikipedia aporta muchísimos datos del 2000, año escogido al azar, por la rima supongo, que para el autor de la canción era futuro remoto y para nosotros, pasado remoto. Pues en esa fecha última del siglo también hubo cambalache. Según Google, en el pueblo de El Ejido miles de personas se enfrentaron violentamente contra inmigrantes que vivían en el pueblo; en ese 2000, el portavoz del grupo socialista en el Parlamento vasco, Fernando Buesa y su escolta fueron asesinados por ETA; y fue también ese año fin de milenio, el año de las vacas locas, por apuntar un cambalache más. De este 2021 no habla la canción pero bien sabemos que, amén de la pandemia, nos trajo las 'tarjetas black', una explosión en Madrid con cuatro muertos y unos abrumadores datos de paro y ertes entre otras muchas desgracias y despropósitos. Pero no es esto de lo que hablo ni de lo que habla el creador de Cambalache.

«Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos; contentos y amargaos; valores y doblez…». Así continúa esta copla que ya cumple 87 años y permanece de plena actualidad. Porque chorros son ladrones en la jerga bonaerense; maquiavelos, personas sin escrúpulos ávidas de poder y dispuestas a vender a cualquiera por lograr su objetivo; estafaos somos todos a los que nos cobran factura doble, nos timan con la estampita o nos cogen los ahorros, llámense preferentes, filesas o Vitaldent.

A continuación, la letra de este tango único dice así: «Pero que el siglo veinte es un despliegue de maldad insolente ya no hay quien lo niegue. Vivimos revolcaos en un merengue y en un mismo lodo, todos manoseaos…». Ponga el lector en lugar de siglo XX, siglo VII o XXI y piense y valore si lo que sigue, el «despliegue de maldad insolente» es asunto superado o está vigente y nada hemos evolucionado desde el 506.

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Ahora viene el estribillo: «¡Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor… ignorante, sabio o chorro; generoso, estafador ¡Todo es igual; nada es mejor; lo mismo un burro que un gran profesor. No hay aplazaos ni escalafón: los inmorales nos han igualao!» Esta última cantinela lo deja claro: no importa lo generoso, trabajador, educado o recto que cada cual sea porque la ejemplaridad y los valores no sirven en un mundo en que lo inmoral y lo moral se confunden, se admiten y se nos mezclan; en un tiempo en que los valores saltan por los aires, el 'todo cabe' se ha impuesto igualando conceptos naturalmente opuestos como 'lo bueno' y 'lo malo' que debieran estar delimitados.

«Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición; da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón». Y aquí no hay duda, el hábito no hace al monje, nada importa el oficio, el cargo o la posición social; nada cuenta el color de nuestra piel, la cuna en la que nacimos o el sueldo que nos ganemos. De nada vale pregonar desde el púlpito o ser hooligan del equipo perdedor: no es la etiqueta lo que nos hace mejores.

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A renglón seguido la copla nos canta: «Qué falta de respeto, que atropello a la razón. ¡Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón! Mezclao con Stavisky va Don Bosco y 'La Mignon'; Don Chicho y Napoleón; Carnera y San Martín»….

A conciencia, el autor mezcla personajes de distintas épocas para mostrar que, en un escenario sin líneas rojas en el que todo sirve y todo vale, ocupan el mismo lugar un estafador francés, un santo, el jefe de la mafia o el libertador de Argentina.

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Porque «se ha mezclao la vida» y «herida por un sable sin remaches ves llorar la Biblia junto al calefón». Y aquí está la clave que da título a este cambalache: en los usos diferentes que cada cual da a esa biblia que, en sentido figurado, significa lo infalible, lo verdadero, aquello inamovible en lo que debiéramos estar de acuerdo. Frente a biblia, 'cambalache' es trueque, intercambio, trapicheo; es un canje de valores, una equivalencia de principios. Y es lo que estamos viviendo en este tiempo decadente. El hombre de aquella Argentina de los años previos a la guerra es el postmoderno de hoy, con todos los matices. Pero hay cambalache y todo cabe para uno y para otro. Por eso se justificaría años después el odio de la Alemania del Tercer Reich bajo una apariencia de bien, orden, justicia o mejora.

Por eso, también hoy, bajo el manto de justicia o de verdad, aceptamos aberraciones y maldades que no son sino un cambalache infame. Justificar lo abyecto como si de algo bueno se tratara es un vil enjuague, un triste gato por liebre, un juego perverso. Porque cada vez que claudicamos con un nuevo trueque de estos, cada vez que blanqueamos antivalores o achicamos los principios de verdad, empeoramos el mundo y lo dejamos en prenda para otras generaciones.

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Acaba esta canción recordando el desencanto social de una sociedad en crisis, aquella 'Década Infame' tan igual a la actual; aquella Argentina criolla de los años 30 tan parecida a la España de 2021.

«Es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de los otros; el que mata que el que cura o está fuera de la ley…». Da lo mismo el que trabaja como un animal que el que mata con sus palabras, con sus acciones, con su odio. Da lo mismo el que se dedica a sanar y ayudar que el que prefiere destruir y machacar.

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Cambalache de valores es lo que estamos viviendo.

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